¿Enseña Jesús que los cristianos actuemos con deslealtad para ganar amigos? Lucas 16:8-9

Pregunta:

Otra pregunta que nos hace llegar un amigo: ¿Qué significa Lucas 16:8-9? ¿Enseña este pasaje que los cristianos debemos actuar con deslealtad para ganar amigos?

Respuesta:

Leamos Lucas Capítulo 16:1-13. “Dijo también a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él como disipador de sus bienes. 2Entonces le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás más ser mayordomo. 3Entonces el mayordomo dijo para sí: ¿Qué haré? Porque mi amo me quita la mayordomía. Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. 4Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas. 5Y llamando a cada uno de los deudores de su amo, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? 6Él dijo: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu cuenta, siéntate pronto, y escribe cincuenta. 7Después dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Él le dijo: Toma tu cuenta, y escribe ochenta. 8Y alabó el amo al mayordomo malo por haber hecho sagazmente; porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz. 9Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.10El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. 11Pues si en las riquezas injustas no fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? 12Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién os dará lo que es vuestro? 13Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

Este pasaje ha representado cierta dificultad en la compresión de lo que desea enseñar el Señor Jesús.

Algunos han pensado que esta parábola describe a una persona que robó a su Señor, y a quien su mismo señor alabó y a quien Jesús señaló como ejemplo para sus seguidores; mas aún, pareciera indicar que con dinero se puede comprar un lugar en el cielo.[1] Otros han pensado que Jesús está poniendo como ejemplo la deslealtad y la deshonestidad del mayordomo infiel, pero un análisis de la parábola nos lleva a conclusiones distintas.

Ahora, analicemos la parábola del mayordomo infiel versículo por versículo.

El verso 1 nos deja ver que esta parábola está dirigida especialmente a los discípulos del Señor, aunque el verso 14 hace notar que los fariseos agudizaron sus oídos para escuchar estas cosas. Jesús comienza su historia diciendo que había un hombre rico. Probablemente era dueño de una gran hacienda. Muchos comentaristas bíblicos coinciden en afirmar que el hombre rico está representando a Dios, el dueño de todo lo que existe. Luego dice Jesús que éste hacendado tenía un mayordomo, el cual se encargaba de administrar todos los recursos del hombre rico. El comentario de Mattew Henry dice al respecto: “En esta parábola los hijos de los hombres son presentados como administradores o mayordomos de las cosas que tienen en este mundo. Todo cuanto tenemos es propiedad de Dios; nosotros somos, en realidad, usufructuarios de los bienes que Dios nos presta”.[2] Este mayordomo fue acusado de disipador de los bienes del hombre rico. Parece que ejerció una mala administración, no sabemos si hizo fraude o no, pero el dueño de los bienes no estaba contento con lo que hacía con los bienes encomendados. Nuevamente el comentario de Mattew Henry dice: “Todos somos reos de este cargo, pues no hemos empleado como deberíamos los dones y los bienes que Dios nos ha encomendado en esta vida. Es menester, pues, que nos examinemos a nosotros mismos , a fin de que no seamos juzgados por nuestro amo”. [3]

El versículo 2 dice que el dueño de los bienes llamó a este administrador o mayordomo para exigirle que rinda cuentas de su administración. Al parecer el mayordomo no tenía nada que decir para defenderse, sino que procede a arreglar los libros contables y entregarlos en orden a su jefe. Hasta este momento de la historia el mayordomo no ha sido acusado de robo, solo de mala administración de los recursos, pues, el dueño no lo despide inmediatamente sino que le da la oportunidad de arreglar todas las cosas administrativas para que luego pueda irse y entregue el cargo a otra persona.

En el verso 3 hayamos al mayordomo angustiado por su situación futura. Le preocupaba lo que sería de él después de salir de la casa del hombre rico. El futuro siempre preocupa a los hombres. Nos agrada tener el control presente sobre las cosas que vendrán, sobre la situación económica y material. Siempre queremos labrar un buen presente para garantizar de esta forma un futuro tranquilo. Eso es lo que sucede al hombre de la historia. Parece que ya no era joven de tal manera que sus fuerzas no le serían suficientes para hacer trabajo manual pesado, pero le parecía terrible tener que mendigar y vivir de la misericordia de los demás. Lo extraño es que sentía vergüenza de pedir, pero no tuvo vergüenza para hacer lo que sigue en la historia, lo cual fue peor.

En el verso 4 se enciende una luz en las maquinaciones del mayordomo. Ha pensado y pensado en cómo garantizar un futuro tranquilo para él, y por fin logra encontrar la solución. Con este camino que ha encontrado tendrá asegurado el techo y el alimento hasta su muerte.

Los versos 5 al 7 describen el camino que había encontrado este mayordomo. Llamó a los deudores del dueño de los bienes y les hizo una rebaja considerable en las deudas que ellos tenían para con el hombre rico. Los deudores estarían agradecidos con este mayordomo, del cual no sospechaban que engañaba a su jefe, aunque las cosas se hicieron de manera “pronta” y rápida, tal vez para que el dueño de los bienes no se enterara de estas maniobras que perjudicaban aún más su hacienda.

Lo cierto es que en el verso 8 encontramos al dueño de los bienes enterado de la situación. Tal vez los mismos deudores se habían comunicado con el hombre rico para agradecerle por tan generoso proceder.

Es sorprendente hallar al amo o Señor de la hacienda alabando al mayordomo infiel en el verso 8. Pero debemos observar que el amo no está alabando la deshonestidad del mayordomo, sino su sagacidad utilizada para prepararse un buen futuro cuando haya quedado sin empleo. El comentario de William McDonald dice al respecto “El mayordomo no recibió el encomio por su actuación tortuosa sino mas bien por su previsión. Había actuado con prudencia. Miraba hacia delante y hacía provisión para el futuro”[4] La conducta del mayordomo es catalogada en este versículo como mala, pues se le da el apelativo de mayordomo malo. No hay ni un ápice de aprobación para su comportamiento. Lo que hizo fue malo y detestable. Ni el amo, ni Cristo, están aprobando su comportamiento. Lo que ellos desean resaltar es su asombro por la forma tan sagaz, inteligente y astuta cómo este mal mayordomo se asegura provisión para el futuro. Este mayordomo había aprovechado las relaciones con los demás hombres para obtener premios futuros. Su trato con ellos fue inteligente. Él buscó tener amigos en el futuro que le dieran premios por su amistad. Es por eso que Jesús termina afirmando en el verso 8 “porque los hijos de este siglo son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de la luz”. Los hijos de este siglo, o literalmente en el griego original: Los hijos de este mundo, utilizan toda su astucia y pericia pecaminosa para conseguir sus deseos mundanos, mientras que los hijos de Dios somos descuidados en hacer provisión para obtener premios y recompensas en el estado eterno. Como dice William Hendriksen “Jesús no está diciendo que debamos tener la mente mundana o deshonesta. Está afirmando el hecho obvio de que en las cuestiones del mundo los mundanos con frecuencia muestran más sagacidad o astucia que la que los hijos de Dios muestran en los asuntos que afectan su salvación eterna.”[5]

Luego llegamos al versículo mas difícil de esta historia, el verso 9 en el cual Jesús dice a sus discípulos: “Y yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, os reciban en las moradas eternas.”. Antes de interpretar este pasaje debemos saber que el término usado por Jesús “riquezas injustas” o “el mammón de la injusticia” significa literalmente “La riqueza mundana”, es decir, el dinero y las posesiones materiales, o como dice el comentario de Mattew Henry “El señor llama injustas a las riquezas materiales porque, como dice Bliss, en muchos casos , su adquisición y su uso implican tanta iniquidad que quien haya visto esto en sus más profundas honduras y en su anchura sin límite, bien pudiera referirse a ello llamándolo riqueza de maldad.”[6]

Cuando Jesús dice “ganad amigos por medio de las riquezas injustas, es decir, del dinero y los bienes materiales, está dando a entender que debemos esforzarnos en utilizar los recursos materiales y económicos que Dios nos ha permitido obtener en los asuntos eternos de los demás, pero que al final, servirán para nuestro provecho cuando hayamos dejado nuestro cargo de mayordomos en este mundo y pasemos a la eternidad. William Hendriksen dice al respecto: “Jesús quiere que su pueblo también mire al futuro y por medio de “el mammón de la injusticia” (el dinero) apoye de tal manera todas las causas buenas y a la gente necesitada para que cuando los dadores mueran, habrá una gran bienvenida para ellos. Aquellos habitantes celestiales que, mientras aún estaban en la tierra, fueron beneficiados por la bondad de estas personas generosas entonces estarán dando la bienvenida a los que van llegando. Con mucha alegría los conducirán a sus habitaciones celestiales.”[7]

Es evidente que Jesús no está hablando aquí de hacer provisión para el futuro en esta tierra, pues, aunque debemos trabajar con gran esfuerzo por proveer para nuestras necesidades físicas, es de mayor valor el trabajar por las cosas eternas y espirituales. Si utilizamos los recursos materiales que estamos administrando, pues en realidad no son nuestros sino que vienen de Dios, para apoyar la causa del evangelio, entonces estaremos ganando muchos amigos que en la eternidad nos acompañarán y recibirán con alegría en las moradas eternas.

La aplicación que hace Jesús en los versos 10 al 13 contienen el mensaje central de esta historia “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto. Pues si en las riquezas injustas (es decir el dinero y los bienes materiales) no fuisteis fieles, ¿Quién os confiará lo verdadero? Y si en lo ajeno no fuisteis fieles ¿quién os dará lo que es vuestro? Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”

Las palabras de Cristo en el verso 10 dejan ver que él no aprobaba ni excusaba la deshonestidad o la infidelidad. “Si una persona es digna de confianza en el manejo de cosas de pequeña importancia, también puede confiarse con cosas de mayor importancia”[8] Lo muy poco se refiere a los bienes de este mundo, lo mucho o lo más indica lo espiritual y eterno, es decir, lo celestial. Las riquezas injustas se relacionan con el dinero y las posesiones terrenas, mientras que lo verdadero se refiere a lo que permanece por siempre, es decir, lo celestial.
La aplicación que Jesús hace es la siguiente: Si nosotros como mayordomos de los recursos materiales que nos ha dado el Señor no somos fieles en utilizarlos para la extensión del reino de Dios, sino que los malgastamos en nuestros deleites y lujos, entonces tampoco seremos fieles en utilizar de manera productiva los dones que el Señor nos ha dado, y mucho menos recibiremos premios en la eternidad. “Si no hacemos buen uso de los dones comunes de la Providencia, ¿Cómo haremos buen uso de los dones de la gracia? Nuestra infidelidad en el uso de lo ordinario, donde incluso los mundanos pueden portarse correctamente nos incapacita para recibir del Señor gracias copiosas que nos otorgarían amplia entrada en el reino eterno. Quien sirve a Dios y al prójimo con el dinero de su bolsillo, es seguro que le servirá con la piedad del corazón; pero quien entierra el talento de la generosidad también enterrará los cinco talentos de la espiritualidad. Por otra parte, sino somos fieles en las riquezas injustas y pasajeras; es decir, falsas, ¿cómo seremos fieles en las riquezas espirituales, que son lo verdadero?[9]

Los creyentes podemos ser malos administradores de los recursos que nos da el Señor, especialmente cuando nos apegamos a las cosas materiales que son de este mundo, como si ellas fueran lo mas importante, o el propósito por el cual Dios nos ha puesto en este planeta, es por eso que al apóstol Pablo nos advierte “Si pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.” Col. 3:1-3. Muchas personas han caído en grandes pecados y descuidos de lo verdadero y eterno por afanarse en acumular lujos y comodidades materiales, de allí que nuevamente el apóstol Pablo nos diga “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. 1 Timoteo 6:6-10.

[1] Erdman, Carlos. El Evangelio de Lucas. Página 191
[2] Mattew Henry. Página 1318
[3] Mattew Henrry, Página 1318
[4] William McDonal, Página 640.
[5] William Hendriksen, Lucas, Página 724
[6] Mattew Henry, Página 1319
[7] William Hendrikses, Lucas, Página 725.
[8] William Hendriksen, Lucas, Página 726
[9] Mattew Henry, Página 1319

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