¿Sacrificó Jefté literalmenta a su hija? Jueces 11:29-40

Pregunta:

¿Sacrificó Jefté literalmente a su hija, cumpliendo que el voto que había hecho al Señor? ¿Porqué permitió Dios que este hombre sacrificara a su hija, siendo que él había prohibido esta clase de práctica pagana?

Respuesta:

Para responder esta pregunta procedamos a leer el pasaje donde se narra esta interesante historia: Jueces 11:29-40

“Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa de Galaad, y de Mizpa de Galaad pasó a los hijos de Amón. Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregares a los amonitas en mis manos, cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto. Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano. 34 Entonces volvió Jefté hacia Mizpa, a su casa; y he aquí su hija salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija. Y cuando él la vió, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía! En verdad me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor, porque le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme. Ella entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Amón. Y volvió a decir a su padre: Concédeme esto: déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras. Él entonces dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes. Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón. Y se hizo costumbre en Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días en el año.”

Nuevamente nos enfrentamos a un texto que ofrece cierta dificultad para su comprensión. La dificultades que ofrece son las siguientes:

– ¿Ofreció Jefté a su hija en un sacrificio cruento como hacían los paganos o mas bien fue un voto de castidad y servicio al Señor?
– ¿Si fue un sacrificio cruento, se agradó Dios de eso?

Actualmente se brindan dos interpretaciones a este pasaje, por un lado encontramos a eruditos que resisten aceptar la idea de un sacrificio humano de parte de este hombre, el cual fue utilizado por el Espíritu de Dios para derrotar a los enemigos del pueblo de Israel. Para ellos es inconcebible que un hombre del pueblo de Dios haya rendido sacrificio al Señor asesinando a su propia hija, puesto que la Santa Ley de Dios había prohibido esta práctica pagana. Solo los animales limpios podrían ser sacrificados en olor fragante al Señor, jamás encontramos ninguna instrucción para sacrificios humanos, todo lo contrario, encontramos claras prohibiciones.

Pero, por otro lado están los que insisten en afirmar que el pasaje claramente habla de un sacrificio encendido, es decir, que la hija fue quemada así como lo practicaban los pueblos paganos.

Los que defienden la primera posición insisten en decir que es imposible que un hombre lleno del Espíritu Santo, como dice el versículo 29, haya sido llevado a sacrificar a su propia hija violando la santa ley de Dios. Otra razón es que, si hubiese sido un sacrificio humano el voto prometido, entonces Dios no le hubiera dado la victoria, pues, este hombre estaría pensando hacer algo reprobable. Y aún más, ¿cómo podría un hombre que era tan escrupuloso cumplir su voto? (versículo 35), ¿siendo tan sin escrúpulos para asesinar a su hija inocente, en flagrante desobediencia a la ley de Dios? Adicionalmente, cuando su hija supo del voto de su padre, ella lo animó a mantener el voto y solo le pidió ir a llorar su virginidad por dos meses, al final de los cuales regresaría voluntariamente para que su padre pudiese cumplir su voto. La hija de Jefté no mostró terror, no abogó por su vida–¡aún las amigas con quienes lloró su virginidad le permitieron retornar! ¿Cómo puede explicarse esto?

Y ¿por qué Jefté no sacó provecho de las leyes para redimir las cosas por las que se hizo voto (Levítico 27)–él dice “No puedo dar marcha atrás”–cuando dicha opción habría estado abierta para él? Y finalmente, si el entendimiento común del voto de Jefté es correcto, ¿dónde está su maravillosa y auto evidente fe que hizo que el escritor de Hebreos resueltamente lo incluyese en su catálogo de héroes de la fe?. Agradecidamente, como parece soportarlo la evidencia, Jefté no sacrificó a su hija–él la dedicó al servicio de Dios, tanto como Ana dedicó a Samuel al servicio de Dios. Como tal, la hija de Jefté permanecería virgen en tanto sirviese en el tabernáculo como parte de una clase especial de mujeres dedicadas (compare con Éxodo 38:8; 1 Samuel 2:22; Lucas 2:36-37). Parece que ellas actuaban como porteras, cantantes, músicos y trabajaban en la ropa (lo más valioso y necesario cuando el tabernáculo estaba en pie, como en los días de Jefté). Esta dedicación significa que Jefté no tendría nietos–porque su hija era su única hija–y así ningún heredero.

Por otro lado, y en número mas significativo, los eruditos afirman que Jefté si ofreció a su hija en un sacrificio humano encendido. William, David y Frederick, en su panorama del Antiguo Testamento afirman:

Esta historia es tan censurable que muchos eruditos han interpretado que su verdadero sentido es que a la hija de Jefté se le impuso un voto de virginidad perpetua. Los israelitas nunca practicaron el sacrificio humano, sostienen, de modo que Jefté nunca pudo haber pensado en ese tipo de sacrificio al hacer el voto y ciertamente nunca lo habría cumplido. Sin embargo el texto es claro: “hizo de ella conforme al voto que había hecho” (39).

 

Aunque quizá se le juzgue con criterios modernos, Jefté no se formó de acuerdo con esos valores. Era un galaadita y los no israelitas de esa región en esa época eran seguidores de Quemos, cuyo culto incluía el sacrificio de infantes en holocausto (2 Re. 3:27). Según el concepto de revelación progresiva, Dios toma a su pueblo en el lugar en que se encuentra y lo conduce a un conocimiento más completo de su persona y su voluntad. Jefté era producto de su época. Es muy difícil comprender cómo pudo haber sido adorador de Jehová – más aún, un liberador levantado por Yaveh – y al mismo tiempo haber llevado a cabo lo que luego se calificaría de práctica abominable. Jehová no le había pedido que hiciera aquel voto, ni ningún otro según el relato bíblico. Se trató de un acto impulsivo de parte de Jefté, realizado con buena intención. Cuando los israelitas comprendieron que Jehová no exige ese tipo de acciones, comenzaron a contemplar el voto de Jefté y su cumplimiento con otros ojos. El hecho significativo es que, aunque llegaron a considerar el sacrificio de infantes como una abominación a juicio de Jehová, no suprimieron esta historia de las escrituras sagradas. Aun de los errores bien intencionados pueden extraerse enseñanzas.

 

Por su parte el Diccionario Certeza dice: Con gran pesar Jefté comprendió que debía cumplir su voto ofreciéndola en holocausto que siempre se quemaba. No la ofreció a una vida de celibato (práctica que no se aplicó hasta la época del rabino Kimchi), porque no se registra que las siervas del tabernáculo o el templo tuvieran que ser vírgenes (Ana estaba casada Luc. 2:36).
También el comentario de Matthew Henry afirma: “Es mucho mas probable que Jefté ofreciese a su hija realmente en sacrificio, conforme al sentido literal de su voto, quizá porque interpretó malamente el la ley de Lev. 27:29. Pensó que quedaba obligado en conciencia por el voto y, por tanto, que era preferible matar a su hija antes que quebrantar el voto, excusándose ante los designios de la providencia, que había dispuesto que fuera su hija la primera en salirle al encuentro.

Usted puede juzgar conforme a los anteriores comentarios lo que significa el holocausto de la hija de Jefté. Personalmente me inclino más por la interpretación literal de este pasaje, es decir, que la hija fue sacrificada en holocausto, en contra de los preceptos divinos y como resultado de un apresuramiento de Jefté para declarar un voto innecesario.

Cuando la Biblia dice que el Espíritu de Dios vino sobre Jefté, lo que quiere decir es que el Señor le había capacitado para hacer una obra especial en medio de su pueblo, pero esto no significa que su forma de actuar siempre iba a ser conforme a las leyes del Santo Dios, pues, encontramos a otro hombre, Sansón, quien fue visitado por el Espíritu de Dios y le dio poder y fuerzas especiales, pero este hombre condujo su vida violando los principios divinos y llegó a un final triste.

 

Para finalizar este capítulo deseo compartir lo que dice el comentario de M. Henry: Suponiendo que Jefté ofreció realmente a su hija en holocausto, la cuestión es si obró bien o mal. Hay quienes le justifican, diciendo que obró bien, ya que prefirió el honor de Dios a cualquier otra cosa de este mundo, incluso a su única hija. Otros, en cambio, y con toda razón condenan a Jefté en esto. Hizo mal en proferir el voto, y todavía peor en cumplirlo, pues no estaba obligado a cumplir un voto que iba derechamente en contra de la letra del sexto mandamiento “no matarás”. Como dice el Dr. Lightfood, Dios había prohibido severamente los sacrificios humanos; así que éste fue en realidad, un sacrificio a Moloc. No se olvide que los sacrificios humanos eran práctica corriente entre los cananeos, en medio de los cuales vivía Jefté. Este ambiente impedía que Jefté viese claro en este asunto, pues su conciencia no estaba suficientemente formada.

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