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¿Qué significa Atar y Desatar? ¿Podemos los creyentes atar y desatar cualquier cosa en nosotros o los demás? Mateo 18:18-20

Pregunta:

Otra pregunta que nos han enviado: ¿Cuál es el significado de Mateo 18:18-20? ¿Es posible que los cristianos atemos y desatemos en los demás cualquier cosa? ¿A qué cosas se refiere Jesús que podemos atar y desatar? ¿Algunos creyentes me han dicho que debo tener mucho cuidado con lo que digo porque puedo estar atando o desatando cosas sobre mí y los demás? Mateo 16:19

Respuesta:

Antes de dar la respuesta a esta importante pregunta, leamos Mateo 18:15-20, con el fin de tener en cuenta el contexto del pasaje en estudio:

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. 16Mas si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. 17Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. 18De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. 20Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.”

Los términos atar y desatar utilizados por Jesús no representan ninguna dificultad real para su interpretación, al menos en el tiempo del primer siglo y en épocas subsiguientes de la Iglesia cristiana donde la influencia de la Nueva Era y las creencias neo-gnósticas no habían calado en las iglesias cristianas. Lastimosamente en el día de hoy, pasajes que eran claros en su interpretación se han tornado difíciles debido a la mezcla notoria de cristianismo y conceptos paganos que se dan en el seno de muchas iglesias llamadas cristianas. Pero el sentido real y claro de los términos atar y desatar se encuentra en el mismo contexto del pasaje y no debe prestarse para confusión. Lastimosamente muchos líderes cristianos muy populares hoy día por sus creencias semi-paganas, semi-gnósticas y especialmente de la Nueva Era, han tergiversado este y otros pasajes para dar a entender lo que no dicen.

Con el fin de comprender bien los términos atar y desatar utilizados por Jesús en este pasaje miremos el contexto en el cual son utilizados.

Este pasaje de Mateo 18:15-20 está tratando el asunto de la disciplina en la Iglesia. Hagamos un seguimiento:

Hay un ofensor, alguien que ha cometido un pecado contra otro, y persiste en ello. V.15
El primer paso que la persona dañada u ofendida debe hacer es hablar con el ofensor con el fin de mostrarle su falta de amor, llamarla al arrepentimiento y buscar la reconciliación. V. 15
Si este diálogo personal entre los dos afectados no produce resultados positivos, entonces se debe seguir al siguiente paso, buscar a dos hermanos de confianza y testimonio para que ellos sean testigos. V.16

Si el ofensor persiste en su falta de arrepentimiento y continúa pecando y haciendo daño, no escuchando los consejos y la reprensión de los testigos, entonces no queda otro remedio, sino apelar a la corte mas alta en esta tierra, es decir, la Iglesia. V.17.

Si la Iglesia reunida con sus pastores o ancianos no logra llevar al arrepentimiento al miembro pecador, y no lo convence de desistir de su pecado notorio y escandaloso, sino que éste se aferra más y más a su pecado, entonces no queda otro remedio que la excomunión de la fraternidad eclesiástica. Esto es lo que significa la expresión, muy judaica, “tenle por gentil y publicano”, es decir, ya no lo tengan como creyente o miembro de la Iglesia, sino como un incrédulo, pues, su comportamiento corresponde, no al de un cristiano, sino al de alguien que es inconverso. En el mundo judío de la época de Cristo los publicanos eran considerados como una de las clases mas pecadoras y aborrecibles. De tal manera que decirle a un judío “publicano” era decirle que pertenecía a la peor clase de gentes. Esto era así debido a su función de cobrar los impuestos a su propia gente para entregárselos a un gobierno extranjero, como lo era el imperio romano. Al respecto el Nuevo Diccionario Bíblico Certeza dice: “Sus prácticas generalmente extorsivas los convertían en una clase especialmente odiada y despreciada, de modo que nuestro Señor pudo referirse a ellos como ejemplos típicos de una actitud egoísta (Mt. 5:46). Para el judío estricto, sin embargo, esta actitud tan natural de odio se veía agravada por la consideración religiosa de que el publicano era ceremonialmente impuro, por su continuo contacto con los gentiles, y porque debía trabajar en el día de reposo”[1]. Por otro lado, el término o la designación gentil, era tan oprobiosa para un judío, como el término publicano. Gentiles era la designación común para las gentes del resto de las naciones que no pertenecían al pueblo judío, por lo tanto, idólatras, paganos, impuros y pecadores. Si bien es cierto que Jesús amaba a los publicanos, así como a los gentiles y jamás los despreció como hacían normalmente los judíos, sino que los acogió con amor tierno como lo demuestran las innumerables escenas en los Evangelios, el uso de la expresión “tenle por gentil y publicano” está siendo utilizado de acuerdo al contexto judaico de su tiempo, es decir, “tengan al miembro de la iglesia no arrepentido como aquel que se comporta de acuerdo a la conducta de un pecador publicano y un pagano gentil”, es decir, no lo consideren como un miembro de la Iglesia, lo que es igual a la excomunión.

Es en este momento cuando dice Jesús “De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo”. Aquí nuevamente Jesús está utilizando la terminología judaíca, o mas exactamente, rabínica de su tiempo. Atar y desatar eran dos palabras que en el tiempo de Jesús la utilizaban los rabinos para referirse a la acción de “permitir o prohibir”, es decir, “quitar o imponer una obligación”[2]. En Mateo 16:19 Jesús utiliza estas palabras respecto a la autoridad que ha dado a Pedro, y al resto de los apóstoles y a todos los siervos de Jesús, para declarar lo que está permitido o prohibido en materia doctrinal, y en este pasaje de Mateo 18 se refiere a la autoridad que Cristo ha dado a la Iglesia para ejercer disciplina en sus miembros.

“Es deber de la Iglesia como un todo y representada por quienes el Señor ha señalado para gobernarla, atar, esto es, prohibir la violación de estos principios, y desatar, esto es, permitir todo lo que esté en armonía con ellos”[3]. Esta acción de permitir o prohibir se ejerce mediante la predicación bíblica. Todo pastor está obligado a declarar el santo consejo de Dios a los miembros de la iglesia local, enseñando lo que es agradable al Señor (permitido) y declarando lo que es desagradable ante el santo Dios (prohibido). De la misma manera la Iglesia ata o excomulga a aquellos impenitentes que quieren vivir como incrédulos y desata o permite la readmisión de los que habiendo sido expulsados se arrepienten. Esto no es algo mágico que las iglesias hacen, es simplemente el ejercicio de la disciplina siguiendo los principios bíblicos. Ahora, es importante resaltar la autoridad que Cristo ha dado a las iglesias locales para que ejerzan la disciplina entre sus miembros, sus palabras son contundentes “lo que atéis en la tierra será atado en el cielo, lo que desatéis en la tierra será desatado en el cielo”, es decir, la disciplina que la iglesia ejerce sobre sus miembros no debe ser tenida como poca cosa, pues no es solo la decisión de un grupo de creyentes sino que Jesús, en el cielo, toma atenta nota de esta decisión. Es por ello que ninguna iglesia local debe ser descuidada en ejercer la disciplina bíblica, pero también debe cerciorarse de seguir el debido proceso, pues, Jesús acogerá en sus tiernos brazos a aquellos que han sido excomulgados de la congregación local sin una justa causa y sin el debido proceso.

Habiendo entendido el significado de los términos atar y desatar pasemos a explicar lo que NO SIGNIFICA:

No significa que las iglesias tengan el poder para declarar cualquier cosa respecto a alguien y esperar que esto sea realizado efectivamente por Dios, por ejemplo, una iglesia no tiene la autoridad para declarar que una enfermedad o maldición específica vendrá sobre una persona y ésta efectivamente será realizada por Dios. Esto no es lo que enseña este pasaje. La autoridad que Cristo le ha dado aquí es para que discipline a sus miembros, expulsándolos de la comunión, y efectivamente en el cielo se toma nota de ello, o para recibirlos cuando se han arrepentido.
No significa que los creyentes de una manera particular puedan declarar cosas que aten o desaten a él mismo o a otros. He escuchado a muchos creyentes decir: “No te ates diciendo que estás enfermo”, como si los creyentes tuviéramos un poder mágico para decir cualquier cosa con nuestra boca y lo que digamos tenga el poder sobrenatural para tornarse en una realidad. Esto corresponde a las enseñanzas metafísicas de la nueva era y su insistencia en el lenguaje positivo y la energía positiva. Los creyentes no creemos en esas cosas fantasiosas. No somos una especie de dioses pequeños que tenemos poder en nuestras palabras para crear cosas, solo Dios tiene el poder de crear lo que no existe con sus palabras.

[1] Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, Página 1124
[2] Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, página 150
[3] William Hendriksen, Mateo, página 736.

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