Pregunta:
Pastor, mucho gusto. Es para mi un privilegio saludarle, espero que Dios le bendiga mucho y que su presencia sea más grande cada día en su vida, su familia y los hermanos. Con un poco de atrevimiento quiero solicitarle, si fuera tan amable, aclararme una duda que me inquieta un poco. Desde que conozco la verdad del evangelio y despues de haber salido de una iglesia pentecostal donde a las mujeres se les llamaba pastoras y ejercian cargos y enseñanzas en la congregación; supe que nuestro papel en la iglesia no es este, pero estoy un poco confundida con el tipo de enseñanza que una mujer puede ofrecer…….se que no le es permitido enseñar en el culto, pero me gustaria saber en que contextos puede hacerlo, y a que tipo de personas, ¿acaso la enseñanza de una mujer se basa unicamente en la predicación del evangelio a nuevos?, la pregunta la hago porque la teologia me parece fantastica, las enseñanzas de las doctrinas me impactan mucho, los métodos de estudio bíblicos y los fundamentos de la Escritura, y en un futuro me gustaría certificarme en estudios teológicos. Sin embargo no estoy segura del tipo de sujeción al que una mujer deba someterse, ¿ a qué tipo de autoridad o de persona no me seria permitido enseñar?….temo pecar alterando principios bíblicos que deban obedecerce, pero no tengo total claridad sobre este asunto, por esto me tomo el atrevimiento de pedir su opinión; Agradezco de antemano el tiempo que toma para leer estas palabras y seria para mi un gozo obtener alguna respuesta de su parte. Dios le guarde y su gracia le acompañe más abundantemente.
Respuesta:
Apreciada Ingrid, Saludos fraternales.
Gracias por enviar sus preguntas, las cuales son justas y creo que atienden un tema de gran relevancia actualmente debido al caos que, en la iglesia y el hogar, ha generado el movimiento feminista extremo.
Vamos a dividir su pregunta en varias, con el fin de dar mayor claridad al respecto, respondiéndolas en un orden que nos permita ir comprendiendo el tema:
1. ¿Cuál es el sustento bíblico de la sujeción de la mujer al varón?
2. ¿Se les debe dar el reconocimiento a las mujeres de pastoras o predicadoras?
3. ¿Qué funciones no deben realizar las mujeres en la iglesia?
4. ¿Qué funciones pueden ejercer las mujeres en la iglesia?
Empecemos con la primera pregunta: ¿Cuál es el sustento bíblico de la sujeción de la mujer al varón? Para ello, transcribiré un estudio que di sobre Efesios.
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. V. 23.
La mujer debe sujeción y obediencia a su esposo porque él es su cabeza. Él varón es el directamente responsable ante Dios por el cuidado del hogar, tanto en el aspecto material como en el espiritual. Esto no quiere decir que la mujer no tiene responsabilidades espirituales, pero estas serán en sujeción a su marido. ¿Por qué el hombre es cabeza de la mujer y no a la inversa?
Encontramos varios argumentos que Pablo presenta en otras epístolas: En el orden establecido por Dios para los roles en el hogar y la Iglesia hayamos los siguientes patrones:
1. El hombre es cabeza de la mujer, por lo tanto solo él puede realizar funciones de liderazgo espiritual. 1 Cor. 11:3-16. Este principio debe ser guardado en el hogar (Efe. 5:21-33) y en la Iglesia. (1 Tim. 2:8-14). Así como esta sujeción debe ser realizada voluntariamente, la cabeza debe ejercer un liderazgo amoroso, tierno y sacrificial. El mejor ejemplo de liderazgo es Jesucristo mismo, quien amó tanto a la Iglesia que estuvo dispuesto a sacrificarse por ella. De la misma manera el esposo y los líderes espirituales de la Iglesia deben guiarla con un amor tan profundo y un cuidado tan especial, que deben estar dispuestos al sacrificio más grande.
2. La mujer debe someterse voluntariamente a la dirección o guía espiritual de su esposo (si este es creyente) y de los pastores o líderes varones que Dios ha dado a la Iglesia. Efe. 5:22-24). Estos roles tienen un sustento, no solo en los pasajes mencionados, sino en el resto de las Escrituras. – 1 Tim. 2:14. El órden de la creación y la entrada del pecado al género humano:
a. Primero fue creado el hombre, luego la mujer. Gén. 2:7,,20,21,22,23. Estos pasajes nos dejan ver que la mujer fue creada por causa del hombre. Ella fue creada para ser la ayuda del hombre, y también su gloria (1 Cor. 11:7-9). El nombre asignado por Dios a la mujer también afirma la dependencia que tiene del hombre como primer ser creado (Hombre = Ish, Mujer= Ish-sha) Gen. 2:23. Cuando la mujer reconoce esta diferencia en el orden de la creación es que puede ser de gran ayuda y bendición para el hombre. Incluso, ella puede ejercer una influencia muy poderosa y beneficiosa sobre él, en sumisión, para la felicidad de los dos y especialmente para la Gloria de Dios.
Cuando la mujer asume el papel de liderazgo, no solo está violando el principio de la creación, sino que engendra caos (aunque en un principio parezca que las cosas andan mejor) y no está glorificando a Dios.
Algunos argumentan que la sumisión de la mujer al hombre se derivó especialmente del pecado, y que, por la obra de redención efectuada a través de Jesús, el ideal original de la creación humana fue restaurado de tal manera que tanto los hombres como las mujeres pueden ser cabeza tanto en el hogar como en la Iglesia. Pero este razonar no es de acuerdo al tenor de las Escrituras, puesto que el orden de la creación, primero fue creado el hombre y luego la mujer, por causa del varón, fue antes de la caída. Este principio es utilizado por el apóstol Pablo como argumento teológico para establecer diferencias en el papel que los hombres y las mujeres tienen en la vida del hogar y la Iglesia.
Aunque el orden la creación de la raza humana parezca algo insignificante y trivial (primero el hombre, luego la mujer), realmente tiene consecuencias en lo que se relaciona con los roles y funciones. Dios no hace las cosas por capricho ni porque le salieron así, en todo lo que hace tiene un plan perfecto, y en el orden de la creación tenía papeles importantes para el hombre y la mujer. Él sería la cabeza, el maestro, el sacerdote, la guía, ella sería el corazón. Los dos se complementan y no son felices sin el otro. (1 Cor. 11:11). Pero cada uno cumpliendo sus roles. El resultado de violar el principio: “Él dirige, ella sigue” fue la entrada del pecado al mundo. Adán era responsable de tomar las decisiones más importantes, Eva debía seguirle. Los asuntos espirituales debían ser dirigidos por Dios a través del hombre, al cual le había dado la función de cabeza. Él era el sacerdote, y como tal los asuntos espirituales también estaban bajo su responsabilidad. Él debía buscar cada día el conocimiento de Dios para trasmitírselo a su mujer. Era su responsabilidad enseñarla y guiarla a conocer la voluntad de Dios. Pero Eva desechó su rol de esposa y trató de convertirse en sacerdotisa cuando fue contactada por Satanás. La serpiente le habló de asuntos espirituales, le dijo “Si comes de este fruto llegarás a ser como Dios”, este era un asunto que debía ser consultado con la cabeza, Adán conocía mejor los principios espirituales puesto que tenía la responsabilidad de enseñar a su mujer, debía estar mas preparado en estos asuntos. Pero ella violó el principio establecido por Dios y tomó una decisión final que era competencia del hombre. Decidió ser como Dios. Ella probablemente pensó que así era mejor, ahora no estaría obligada a obedecer a su marido, sino que tendría el mismo o mayor conocimiento en asuntos espirituales. Ella fue engañada primero (1 Tim. 2:14). Satanás no enfrentó directamente al hombre, porque lo más probable es que este consultaría el asunto con Dios, puesto que la propuesta tenía gran influencia espiritual, y él como cabeza de la creación debía ser cuidadoso en estas decisiones. Pero el varón estaba ligado al corazón de la mujer. Él no podría obedecer la voz extraña de la serpiente, pero si podría ser conquistado por el corazón amoroso de la esposa.
Si bien el hombre dirige, la mujer tiene gran influencia sobre el varón, porque ella es su corazón. Pero cuando la mujer aprovecha este poder de influencia sobre el hombre para llevarlo a tomar decisiones finales, de acuerdo a lo que ella ha planeado de antemano, está violando su rol de sumisión. Satanás aprovechó esto y convenció primero a Eva, por naturaleza ella es más emotiva, y es la primera que muestra interés en asuntos espirituales. Luego de convencerla a ella sería más fácil que Adán escuchara el consejo destructor en boca de su mujer. El resultado fue el caos, la entrada del pecado al mundo creado por Dios.
Pablo no está afirmando en 1 Tim. 2:14-15 que solo la mujer fue engañada. Adán también pecó. Él no asumió su responsabilidad de cabeza, sino que se dejó llevar por la emotividad espiritual de su esposa, y en vez de cuidarla y protegerla decidió hundirse con ella en el pecado.
b. Los varones tienen la función de liderazgo en todas las Escrituras. En la época patriarcal Dios se comunicaba directamente con los varones jefes. Ellos eran responsables de transmitir el mensaje divino a su mujer e hijos. Esta fue la primera figura de la Iglesia. El orden era que el varón dirigiera y enseñara a esta iglesia. Noé (Gén. 3:13-22; 7:1-5; 9:1-17), Abraham (Gén. 12:1-5; 15:1-9; 17:1-22; 18:1), Isaac (Gén. 26:2-5), Jacob (Gén. 32:22-30; 35:1, 9-15). En el pueblo de Israel Dios organiza el sacerdocio y la adoración colectiva en torno al templo, dando la función sacerdotal y de liderazgo espiritual a los varones. Aarón y sus hijos varones fueron consagrados como sacerdotes (Ex. 28:1). Las instrucciones para el ministerio sacerdotal solo pueden aplicarse a los varones: No podrán casarse con mujer ramera o repudiada (Lev. 21:7), tomarán por esposa a una mujer virgen (Lev. 21:13-14). Los jueces y los reyes eran varones. Ellos eran responsables de dirigir al pueblo de Dios.
Solamente cuando los hombres se volvieron débiles e irresponsables en sus funciones, Dios permitió el surgimiento de mujeres con gran liderazgo como una excepción mas no como regla. Débora es un ejemplo de ello (Jue. 4:4). Ella surgió como gobernadora debido a la pecaminosidad del pueblo y la debilidad de los varones (Jue. 4:1). Incluso ella era conciente de su papel para avergonzar a los varones, quieres eran responsables de dirigir y proteger al pueblo. Su valentía debía hacer ver a los varones como irresponsables y débiles. (Jueces 4:8-9).
Cuando las mujeres deben abandonar su papel especial en el hogar, para dedicarse a funciones de liderazgo, es por la debilidad y flaqueza de los hombres, y no porque Dios así lo haya diseñado. Siempre que las damas asumieron un papel de liderazgo obedeció a dos factores: Primero, los varones habían flaqueado y Dios los avergonzó utilizando a las mujeres en funciones netamente masculinas, o, Segundo, ellas usurparon el rol de los hombres, pero las consecuencias fueron funestas. (vea el ejemplo de Jezabel quien dirigía a su pusilánime esposo, rey de Israel. Las consecuencias de esta debilidad fue la entrada de la idolatría en Israel (1 Rey. 16:29 – 21:29), o mire la influencia directiva de las esposas sobre Salomón en asuntos espirituales, la consecuencia, nuevamente idolatría (1 Rey. 11), o ver el caso de Atalía (2 Rey. 11:1)). Volviendo al pasaje de Efesios 5:23 es importante aclarar la forma cómo la cabeza (el marido) debe guiar a su esposa.
Así como Cristo es la cabeza de la Iglesia, la cual es su cuerpo y él es su Salvador. La relación cabeza-cuerpo ofrece muchas verdades a considerar:
Primero, la cabeza guía al resto del cuerpo. El hombre es guía de su esposa y del hogar. Pero no debe ser cualquier clase de guía, esta no es arbitraria ni tirana. El mejor ejemplo de cabeza lo ofrece Cristo mismo. Él dirige sabiamente a la Iglesia y la conduce a vida abundante. El esposo debe esforzarse por cuidar y proteger a su hogar como si fuera lo más preciado para él. Un marido que descuida la protección y felicidad de su casa tendrá que rendir cuentas ante el Soberano creador. El esposo no solo guía y dirige a su esposa e hijos, sino que debe ser como Su Salvador, así como Cristo salvó a la Iglesia. El esposo no debe escatimar esfuerzo alguno en traer a todos los miembros de su hogar a Cristo. Él debe esforzarse por estudiar y conocer más de Dios y su revelación para instruir a su esposa e hijos en la fe. La salvación no es solo la profesión de fe en Cristo, sino el conocerle y obedecerle en todo, de esa forma seremos salvados de todos los ataques de Satanás, el mundo y la carne.
Su servidor en Cristo,
Julio César Benítez