1. La creación de la mujer

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La creacion de la mujer

En Génesis 2: 21 al 22, leemos: “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”. 

La creación de la mujer comienza en Génesis 2: 18 con la necesidad de la mujer. Dijo Dios: “No es bueno que el hombre esté solo”. El hombre solo no puede reflejar bien la imagen de Dios ni avanzar bien el reino de los cielos. No puede llenar la tierra de imágenes de Dios, que serían sus hijos. 

Es indispensable la mujer y la trae al varón por esposa. Por eso en Génesis 2: 20 se dice: “...mas para Adán no se halló ayuda idónea para él”. Entonces Dios trae una mujer a Adán.  

Hay unas relaciones muy significativas entre el primer Adán y la primera Eva, y el segundo Adán y la segunda Eva. La primera Eva es creada de la costilla del primer Adán por medio de una especie de cirugía o incisión por la que, suponemos, Adán sangró y no tuvo ningún dolor. El primer Adán es un tipo del segundo Adán, que es Cristo.  

Suponemos que la primera Eva, en especial la forma cómo fue creada, es un tipo de la forma como fue creada y traída a existencia una segunda Eva, que es la Iglesia. 

El costado del primer Adán fue traspasado, sin dolor, y vino a la existencia la primera Eva. Así también el costado del segundo Adán fue traspasado en la Cruz y de allí brotaron sangre y agua, sangre para justificación y agua para purificación o santificación de una nueva humanidad, que será la esposa del segundo Adán por toda la eternidad, una segunda Eva. 

Y así como el primer Adán y la primera Eva quedaron unidos en una sola carne, como dice el versículo 24: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”, unidos en una relación muy íntima de intenso deleite, que no termina nunca, así también el segundo Adán, por su muerte en la Cruz, estará unido eternamente a la segunda Eva. La muerte del segundo Adán en la Cruz es eficaz para traer a la existencia a la segunda Eva. 

De esta manera, hechos reales e históricos que están en los orígenes de la humanidad hablan del final de la misma, y colocan la obra de la Cruz en el lugar protagónico del plan de Dios en el principio de todo y en el centro de todo. 

Sin el costado traspasado no hay humanidad que permanezca en amores y en deleites con el gran Creador. Tal es la grandeza de la Cruz que, en esta primera sombra, puede ser clarificada gracias al Nuevo Testamento porque allí Dios realiza la historia, nos habla y nos da explicaciones por medio de ella. Las sombras de la Cruz muestran destellos de su propia Gloria gracias al Nuevo Testamento. Caminando con Cristo en medio de las sombras de la Cruz veremos mucho más su grandeza. 

¡Oh, Señor! Camina con nosotros de nuevo y has arder nuestro corazón de pasión por ti, mientras descubrimos más y más en las sombras de la Cruz las grandezas de tu obra redentora. 

 

 El costado traspasado -Poesía- 

 

De todos es conocido,  

Por nadie es ignorado, 

Que al segundo Adán ha acontecido 

Que su costado fue traspasado.  

 

Pero por casi todos es ignorado, 

Por casi todos, desconocido, 

Que al primer Adán ha acontecido 

Que su costado también fue traspasado. 

 

Del primer Adán su costado 

Una esposa trajo el gran Creador, 

Para en intimidad deleitado 

Ser de la imagen reproductor. 

 

Lo no muy conocido 

Es la divina asociación 

Del primer costado herido, 

Que es del segundo, representación. 

 

El costado en El Paraíso 

Mira al Monte de la Crucifixión, 

Cuando aquel soldado hizo 

Sangre y agua a borbotón. 

  

Sin ese segundo costado herido 

No hay esposa para el Salvador, 

Por el primero fue advertido 

Por las sombras del gran pintor. 

 

Sin ese segundo costado herido 

No hay deleite en intimidad; 

La segunda Eva no tendría marido, 

Estaría muerta por la eternidad. 

 

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