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13. La ofrenda por el pecado

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La ofrenda por el pecado

En Levítico 4, versículos del 1 al 12, así dice el Señor: “Habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando alguna persona pecare por yerro en alguno de los mandamientos de Jehová sobre cosas que no se han de hacer, e hiciere alguna de ellas; si el sacerdote ungido pecare según el pecado del pueblo, ofrecerá a Jehová, por su pecado que habrá cometido, un becerro sin defecto para expiación. 

Traerá el becerro a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová, y pondrá su mano sobre la cabeza del becerro, y lo degollará delante de Jehová. Y el sacerdote ungido tomará de la sangre del becerro, y la traerá al tabernáculo de reunión; y mojará el sacerdote su dedo en la sangre, y rociará de aquella sangre siete veces delante de Jehová, hacia el velo del santuario. Y el sacerdote pondrá de esa sangre sobre los cuernos del altar del incienso aromático, que está en el tabernáculo de reunión delante de Jehová; y echará el resto de la sangre del becerro al pie del altar del holocausto, que está a la puerta del tabernáculo de reunión. Y tomará del becerro para la expiación toda su grosura, la que cubre los intestinos, y la que está sobre las entrañas, los dos riñones, la grosura que está sobre ellos, y la que está sobre los ijares; y con los riñones quitará la grosura de sobre el hígado, de la manera que se quita del buey del sacrificio de paz; y el sacerdote la hará arder sobre el altar del holocausto. 

Y la piel del becerro, y toda su carne, con su cabeza, sus piernas, sus intestinos y su estiércol, en fin, todo el becerro sacará fuera del campamento a un lugar limpio, donde se echan las cenizas, y lo quemará al fuego sobre la leña; en donde se echan las cenizas será quemado”.

Este rito es claramente una sombra de la Cruz, como los otros que hemos visto en los primeros capítulos del libro de Levítico, pues aquí en este pasaje hay un pecador que merece ser condenado y un sustituto que muere en su lugar; y con su muerte se logra el perdón del pecador y aplacar la ira de Dios.

En el rito hay elementos que nos hablan de la obra de Cristo en la Cruz. Cuando el pasaje habla del sacrificio por pecado cometido por yerro, se refiere a pecar cayendo vencido en una lucha por el pecado; es lo opuesto a pecar por soberbia, como aquel hombre a quien no le interesa si Dios existe o no le interesa la Ley de Dios; ese pecado con soberbia recibía la pena de muerte. 

Pero al pecar por debilidad, en una lucha contra el pecado, o pecar por ignorancia, si recibía el perdón por medio de este rito de expiación, así como ver al hombre que pecaba por yerro, que venía arrepentido y que presentaba su animal sustituto, ponía sus manos sobre él transfiriéndole su pecado, lo degollaba, y ver al sacerdote en su manejo de la sangre derramada, ver todo esto nos habla poderosamente de la obra de la Cruz. 

Al tomar de la sangre y rociar siete veces delante de Jehová hacia el velo del santuario, esta es una maravillosa sombra de la Cruz. El número siete significa una obra perfecta que da un perdón perfecto. El tomar de esa sangre y poner sobre los cuatro cuernos del altar del incienso nos habla de un poderoso clamor, los cuernos son símbolos de poder; cuatro cuernos untados con sangre son el poderoso clamor de Cristo que clama por salvación perfecta para aquel por quien hizo la expiación. ¿Recuerdan la sangre que clama mejor que la de Abel? 

Pero también, al derramar el resto de la sangre sobre el altar se derrama una vida en lugar de otra. La vida de Cristo fue derramada en lugar de la vida del pecador sustituido. El incinerar las partes internas del animal fuera del campamento, simboliza que la víctima sufrió el fuego del infierno, así como Cristo sufrió en la Cruz el fuego del infierno, y como cuando sufrió fuera del campamento y fue hecho maldito con una maldición que era nuestra, y cuando dijo: “Tengo sed”, y sufrió el infierno por tres horas, fuera del campamento. 

Noten como esta sombra de la Cruz va complementando aún más el cuadro que construyen todas las otras sombras juntas, como cuando hablamos de “El parto de las sombras”. En esta sombra de la Cruz, igual que en el sacrificio de paz, se podía comer una parte de la carne del sacrificio, pero solo lo podía hacer el sacerdote como representante.

En otros episodios hemos insistido mucho en lo importante que es la palabra “expiación”; aquí lo vemos una vez más en la muerte sustitutiva de Cristo, que cancela la deuda penal que el pecador sustituido tiene con la justicia de Dios, y le asegura una salvación perfecta, recuerden el número 7.

También hemos insistido en que la expiación de Cristo es eficaz, y aquí se ve maravillosamente cuando Dios ordena rociar la sangre hacia el velo siete veces. ¿Qué representa el velo? El Nuevo Testamento nos dice claramente que el velo del tabernáculo, o del templo, representa el velo de Cristo, y las siete veces indican perfección.

¿Qué tenemos allí? Que el sacrificio del cuerpo de Cristo, rasgado como aquel velo, por los pecadores que vino a sustituir, es eficaz, es perfecto, es una obra hecha por Dios, no por hombre. Y por eso el Nuevo Testamento dice que el velo se rasgó de arriba a abajo, hecho por Dios, no de abajo a arriba como si fuera hecho por hombre, porque esa obra fue perfecta, eficaz, hecha por Dios, según significa aquel rociado de la sangre siete veces hacia el velo del santuario. ¿No les parece maravillosa esta sombra de la Cruz?

¡Oh, Señor! Tantas veces dice el Nuevo Testamento que la Cruz es eficaz, y muchos de tus hijos no lo han podido entender, y aun creen que la salvación se puede perder. 

¡Oh, Señor! Que tu quisieras usar esta sombra de la Cruz, esta sombra de rociar siete veces hacia el velo, correctamente iluminada, para que ellos lleguen a conocer y a admirar tu plan salvador y la perfección de la Cruz; y que crean que la Cruz es eficaz y que la salvación que ella logra es segura, pues está basada en la perfección de la Cruz.

¡Oh, Señor! Usa esas siete gotas de sangre rociadas hacia el velo de tu carne, y convence los corazones de tu pueblo para que te exalten mucho más, para que todos tus hijos a gritos proclamemos al mundo la grandeza de la Cruz.

 

Siete gotas -Poesía-

 

Siete gotas hacia el suelo

Señalan la flecha en vuelo

Que lanzó para darnos luz

El arquero de la Cruz.

 

Siete gotas de sangre derramada,

De valía no calculada,

Que no son de cordero o becerro, 

Son del perfecto que nunca tuvo yerro.

 

Siete gotas en número perfecto

No pueden fallar en su efecto,

Pues es eficaz la expiación

Que a todo elegido traerá a salvación.

 

Siete gotas que han salido

De las venas del rey ungido,

Traen vida y no lamento,

Pues fueron derramadas fuera del campamento.

 

Siete gotas ignoradas

Por Iglesias extraviadas,

Por mentira de gran brío

Por el rito del libre albedrío.

 

Siete gotas hoy se esparcen

A los púlpitos que faltan

La Iglesia tome forma 

Con la luz de la Reforma.

 

Siete gotas, siete versos,

De teología, no muy densos,

Explicadas en el camino de Emaús

Como otras sombras de la Cruz, Amén.

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