15. Sombras en fuego

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Sombras de fuego

En el libro de Levítico, capítulos 8 y 9, Dios nos relata la inauguración oficial del sacerdocio en Israel, y todos los ritos requeridos por Él para que Aarón y sus hijos iniciaran su oficio como sacerdotes. Tales ritos son sombras de la Cruz, y con lo que hemos visto hasta aquí podemos entender que apuntan a Cristo y su obra en El Calvario.

Lo que vamos a presentar hoy nuevo es la forma como, después que se cumple la obra ordenada por Jehová, Dios mismo aparece a su pueblo y se cumple el anhelo más grande de todo creyente, verlo a Él.

En Levítico 9: 6 y 7 así dice el Señor: “Entonces Moisés dijo: Esto es lo que mandó Jehová; hacedlo, y la gloria de Jehová se os aparecerá. Y dijo Moisés a Aarón: Acércate al altar, y haz tu expiación y tu holocausto, y haz la reconciliación por ti y por el pueblo; haz también la ofrenda del pueblo, y haz la reconciliación por ellos, como ha mandado Jehová”.

Pasamos a los versículos 22 a 24 del mismo capítulo 9 y así dice el Señor: “Después alzó Aarón sus manos hacia el pueblo y lo bendijo; y después de hacer la expiación, el holocausto y el sacrificio de paz, descendió. Y entraron Moisés y Aarón en el tabernáculo de reunión, y salieron y bendijeron al pueblo; y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo. Y salió fuego de delante de Jehová, y consumió el holocausto con las grosuras sobre el altar; y viéndolo todo el pueblo, alabaron, y se postraron sobre sus rostros”.

Bajo la dirección de Moisés, Aarón y sus hijos hicieron todo lo que Jehová había ordenado; los sacerdotes escogidos por Dios fueron lavados con agua, vestidos de ropas sagradas y consagrados con sangre puesta en sus orejas, en sus dedos pulgares de la mano derecha y en sus dedos pulgares de sus pies derechos. Agua los lavó, y sangre los purificó y los consagró, igual que el agua y la sangre del costado de Cristo hace hoy con nosotros, los sacerdotes del Nuevo Pacto.

Cumplidos los tiempos y los sacrificios de expiación y de consagración, Aarón y sus hijos están listos para hacer expiación y consagración por el pueblo, y estando el pueblo ya expiado y consagrado Jehová puede morar entre ellos, puede hacerse visible para ellos, puede llegar a la máxima cercanía con ellos y a la máxima manifestación de su ser para ellos. ¿No les parece emocionante eso? Ellos verían a Dios, “…la gloria de Jehová se os aparecerá”, dijo Moisés.

¿De qué dependía esto? De que Moisés y Aarón hicieran exactamente lo que mandó Jehová. ¿Dependía de algo que hicieran ellos? No. ¿Dependía de su obediencia a la Ley? Dependía de que Moisés, tipo de Cristo, como mediador, y Aarón, tipo de Cristo como sacerdote, hicieran bien los sacrificios de expiación y consagración, tipos de Cristo en la Cruz, como ya hemos visto.

Y todo fue hecho perfecto, pues Aarón salió vivo del tabernáculo, tal como Jesús salió vivo, resucitado, después de ofrecer su propia sangre en el tabernáculo celeste. Si Aarón no lo hubiera hecho perfecto, hubiera fallecido ejecutado por la ira de Dios y lo hubieran sacado muerto. 

Y con esa seguridad de haber hecho en forma perfecta lo que mandó el Señor, Aarón y Moisés bendijeron al pueblo, y dice el texto: “…y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo”. Y una sombra de la Cruz que estaba pendiente, el holocausto, fue encendido en llamas con fuego del cielo mostrando la total aprobación de Jehová. Y todo el pueblo postrado sobre sus rostros adoró a Jehová en este inolvidable día. Todo esto es una sombra de la Cruz.

Cristo, como mediador y sacerdote, realizó la expiación perfecta en la Cruz y salió vivo y resucitado del santuario celestial. Y en las afueras de Jerusalén alzó sus manos y bendijo a los suyos mientras era elevado al cielo. Ahora, en este mismo instante, el poder de la expiación que Cristo realizó está juntando a todo el pueblo, sobre toda la faz de la tierra, al cual se le aparecerá la Gloria de Dios en su máxima expresión, la Segunda Venida de Cristo. Ya que la Cruz es perfecta, veremos la aparición máxima de la Gloria de Dios y nos postraremos ante Él, no por algo que hayamos hecho nosotros sino por lo que nuestro sacerdote mediador hizo, según lo que le había ordenado su Padre.

¿Pueden ver aún más, desde estas sombras en llamas, la grandeza y perfección de la Cruz? ¿Pueden ver lo que nos espera? ¿Pueden vibrar nuestros corazones pensando en esto?

¡Oh, Señor! Que apasionadamente estemos conociendo más y más todo lo que la Cruz hizo por nosotros y todo lo que ella aun nos traerá. Has que estas sombras permanezcan en fuego encendido permanentemente en nuestro corazón, un fuego que espera apasionadamente lo que nos ha otorgado la Cruz, que tu Gloria se nos aparezca. 

¡Oh, Señor! Que no estemos esperando nada de esta vida, ni viviendo para esta vida, sino esperando lo que la Cruz nos ha prometido; con pasión aguardando que tu Gloria se nos aparezca. Amén. 

 

Sombras en fuego -Poesía-

 

Sombras en fuego ardiendo,

Dios se nos aparecerá;

Nuestra alma sigue ofreciendo

Adoración al Gran Jehová.

 

Lo vivió el primer Israel,

Moisés y Aarón bien lo hicieron,

Dieron obediencia fiel 

Cuando el sacerdocio instituyeron.

 

Expiación perfecta logró

Fuego cayera del cielo;

Holocausto lo consumió,

Un poquito quitó Dios su velo.

 

En esto veo la Cruz

Y su perfección gigantesca,

Su sombra que anuncia a trasluz

Hasta que Jehová se nos aparezca.

 

Por la Cruz el Gran Creador

A los suyos aparecerá;

No es quimera de un soñador,

Sombras en fuego lo aseguran ya. Amén.

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