19. Sombras de Rescate

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Sombras de rescate

En Números 3, entre los versículos 40 al 51, así dice el Señor: “Y Jehová dijo a Moisés: Cuenta todos los primogénitos varones de los hijos de Israel de un mes arriba, y cuéntalos por sus nombres. Y tomarás a los levitas para mí en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de todos los primogénitos de los animales de los hijos de Israel. Yo Jehová. Contó Moisés, como Jehová le mandó, todos los primogénitos de los hijos de Israel. Y todos los primogénitos varones, conforme al número de sus nombres, de un mes arriba, fueron veintidós mil doscientos setenta y tres. Luego habló Jehová a Moisés, diciendo: Toma los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, y los animales de los levitas en lugar de sus animales; y los levitas serán míos. Yo Jehová. Y para el rescate de los doscientos setenta y tres de los primogénitos de los hijos de Israel, que exceden a los levitas, tomarás cinco siclos por cabeza; conforme al siclo del santuario los tomarás. El siclo tiene veinte geras. Y darás a Aarón y a sus hijos el dinero del rescate de los que exceden. Tomó, pues, Moisés el dinero del rescate de los que excedían el número de los redimidos por los levitas, y recibió de los primogénitos de los hijos de Israel, en dinero, mil trescientos sesenta y cinco siclos, conforme al siclo del santuario. Y Moisés dio el dinero de los rescates a Aarón y a sus hijos, conforme a la palabra de Jehová, según lo que Jehová había mandado a Moisés”.

Los hijos de Israel se estaban preparando para partir del Monte Sinaí, habían hecho un pacto con Dios por medio de Moisés y ahora iban rumbo a la tierra prometida. Pero la nación tenía una guerra con Jehová desde la muerte de los primogénitos de los egipcios y la salvación de los primogénitos de los hebreos. Todo primogénito salvado pertenecía a Jehová y debía consagrarse al servicio a Jehová en el tabernáculo o ser rescatado, de lo contrario debía morir; igual que murieron los primogénitos de los egipcios, ellos también merecían morir. Pero fueron rescatados por la Expiación del Cordero Pascual. Recuerden que uno de los beneficios de la Expiación es la Redención, ser libertados o salvados por el pago de un precio. Aquí se nos enfatiza la Redención, el rescate de aquellos primogénitos.

Para librar a los primogénitos Dios usa dos vías, uno, por medio de un sustituto que ocupe su lugar en el servicio del tabernáculo y otro, por el pago de un dinero de rescate, por sustitución y por pago de un precio, dos conceptos que son claramente sombras de la Cruz.

Cristo sustituye al pecador para poder rescatarlo; los levitas tipifican a Cristo, quien muere en la Cruz como precio de rescate. Y noten como la carta a los Hebreos habla de todos los creyentes como una congregación de primogénitos.

En Hebreos 12, del 22 al 24, así dice el Señor: “…sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel”.

Así que los levitas, que sustituyen a una parte de los primogénitos, son un tipo de Cristo; pero también es una sombra de la Cruz el pago de un precio de rescate, como en Primera de Pedro 1: 18 al 19, en donde dice el Señor: “…sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.

Aquellas monedas entregadas a Aarón y a sus hijos son una sombra del pago supremo que valió nuestro perfecto rescate, la Cruz. Ya no hay más deuda, ahora somos primogénitos rescatados y consagrados para siempre en la casa de nuestro Padre Redentor, gracias a la grandiosa obra en la Cruz.

¿Pueden ver esta grandiosa faceta de la obra de la Cruz, que llamamos rescate? ¿Pueden ver como Dios completa nuestro entendimiento de la Cruz con su genialidad didáctica? 

Los levitas fueron enseñanzas vivientes, y dicho pago siguió siendo una enseñanza permanente en Israel del más maravilloso rescate que habría de venir. Y ahora, el mirar al pasado, esas dos figuras hacen que se engrandezca mucho más la obra de la Cruz en nuestros corazones, superior al oro, superior a la plata, superior a las piedras preciosas como medio de pago en la Cruz de la deuda del hombre pecador con el Gran Creador. 

El único pago que Dios recibe y que cancela nuestra deuda impagable con Él. Gloria sea dada a la Cruz, nuestro dinero de rescate, provisto por Dios mismo para nuestra salvación.

¡Oh, Señor!, ayúdanos a entender como este gran pago, en moneda de sangre, quita perfectamente nuestra deuda, y danos el disfrutar la paz y el gozo de quien no te debe nada, y tiene tu amor y complacencias por la gracia de la Cruz. Que podemos cada día llamarnos a nosotros mismos, los primogénitos de Dios, desde ahora y por toda la eternidad. Amén.

 

Moneda de sangre -Poesía-

 

De Israel los primogénitos no murieron.

Desde Egipto quedaron todos deudores,

A Jehová todos pertenecieron,

De su vida ya no son señores.

 

Mío es todo primogénito,

Mío el que abre la matriz,

O su vida pone en justo débito,

O muere quebrando su cerviz.

 

Das la vida ¡Oh, Jehová!, das rescate,

De dos formas los libras de morir,

Un levita que viene a hacer su parte,

O dinero que se paga por vivir.

 

Primogénito por levita es sustitución,

Sombra de la Cruz ya conocida,

Pero vivir por dinero en retribución,

¿Cómo es esto de un pago por la vida?

 

Ni oro ni plata se ha pagado

Por mí un infame pecador,

Pues más que joyas Dios ha dado,

Sólo moneda de sangre rescata al deudor.

 

Cuando la sangre en la Cruz fue derramada,

Pago perfecto Dios desembolsó,

Ninguna moneda es tan valorada,

Moneda de sangre que a mí me rescató. Amén.

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