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25. Sombra de sufrimientos

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Sombras de sufrimientos

Job 42: 7 al 10: “Y aconteció que después que habló Jehová estas palabras a Job, Jehová dijo a Elifaz temanita: Mi ira se encendió contra ti y tus dos compañeros; porque no habéis hablado de mí lo recto, como mi siervo Job. Ahora, pues, tomaos siete becerros y siete carneros, e id a mi siervo Job, y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros; porque de cierto a él atenderé para no trataros afrentosamente, por cuanto no habéis hablado de mí con rectitud, como mi siervo Job. Fueron, pues, Elifaz temanita, Bildad suhita y Zofar naamatita, e hicieron como Jehová les dijo; y Jehová aceptó la oración de Job. Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job”.

 

Job es el libro más antiguo de la Biblia; fue escrito, probablemente, en los días de Abraham y en él Dios nos muestra su sabiduría en relación con el sufrimiento. Hasta ese momento los sabios entre los hombres, como los amigos de Job conocían solamente el sufrimiento retributivo, es decir, si a un hombre como Job, que era perfecto, recto, temeroso de Dios y apartado del mal, como Dios mismo lo describe, le vinieron tales sufrimientos, perder todos sus bienes, su familia y su salud, es que tuvo que haber pecado, y Dios lo está castigando.

Pero al principio y al final del libro Dios mismo aclara que Él mismo no había traído estos sufrimientos a Job porque hubiera pecado, y que los sabios de esa época habían hablado mal de él. Que Job, quien estuvo defendiendo su integridad a lo largo de todo el libro, aunque a veces por el dolor por el dolor había desvariado y había desafiado temerariamente a Dios mismo, estaba hablando lo recto delante de Dios al decir que Él había introducido en la historia de la redención un sufrimiento no conocido hasta entonces, el que llamaremos “sufrimiento no retributivo”; un tipo de sufrimiento que no es un castigo por el pecado de quien lo recibe, un sufrimiento que tiene una motivación y un propósito muy alto en Dios, que Él no reveló a Job ni a sus interlocutores, como afirma acertadamente el joven Eliú en su intervención, Job 33: 13: ¿Por qué contiendes contra él? Porque él no da cuenta de ninguna de sus razones”. 

Y este sufrimiento no retributivo al final trajo a Job un conocimiento de Dios muchísimo mayor, que él no tenía y que no hubiera adquirido sino a través de este sufrimiento no retributivo, como Job mismo dice en el versículo 42: 5: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven”.

Este movimiento del sufrimiento retributivo al sufrimiento no retributivo prepara a la humanidad para conocer la cumbre de la sabiduría de Dios acerca del sufrimiento, que es el sufrimiento sustitutivo, que al igual que el sufrimiento no retributivo, que padeció Job, un hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, sería recibido por otro hombre que vendría mucho más perfecto que Job, pues sería sin pecado, Job en últimas era solo un pecador. Aquel que vendría y recibiría el sufrimiento sustitutivo no sería un pecador. 

Y el motivo por el cual recibiría este sufrimiento sustitutivo es, como su nombre lo dice, sustituir a muchos en el castigo que ellos merecen, recibir la retribución que merecen; tal retribución será dada al sustituto, y ese sufrimiento sustitutivo aplacaría para siempre la ira de Dios contra ellos, y lograría la transformación de su miseria en el pecado a la perfección de la imagen de Dios en ellos. Restauraría total pero progresivamente la imagen de Dios en ellos.

Y dicho sufrimiento que nos preparó para entenderlo, el sufrimiento de Job, ocurre solamente en la Cruz. En ella se revela como nunca el ser y el plan de Dios. Todos los que fuimos sustituidos en la Cruz podemos decir como Job al mirar la Cruz: “De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven”.

Después de sus sufrimientos no retributivos, Job oró como mediador por sus amigos extraviados, y fue escuchado, y sus amigos librados de la ira de Dios. Después de sus sufrimientos no retributivos Job fue librado de sus enfermedades, y enriquecido al doble de lo que tenía antes; tuvo una familia grande, hermosa y feliz, y vivió largura de días. Y todo esto es una imagen de lo que el Señor Jesús recibiría por haber padecido los sufrimientos sustitutivos, que son millones de veces mayores que los sufrimientos no retributivos de Job.

Los sufrimientos sustitutivos de Cristo también aseguran la perfección de la creación, y la armonía universal perpetua, y que eliminan a Satanás totalmente de la vida de los sustituidos al final de su gran plan, sufrimientos sustitutivos que eliminaron desde ya y para siempre el mal de la vida de los sustituidos. 

¡Oh! ¿Pueden ver la grandeza de los sufrimientos sustitutivos de Cristo? ¿Pueden ver la grandeza de la sabiduría del Gran Creador en el uso del sufrimiento? ¿Puedes decir como nuestro Hermano Job: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”? ¡Oh, cuán grande es la Cruz! Nadie sino Jesús ha padecido sufrimientos sustitutivos, solo a Él sea la Gloria por siempre. ¡Oh, Señor! Danos un entendimiento profundo en el uso del sufrimiento, y con ella ser fortalecidos para cuando seamos llamados a padecer por causa de Cristo. Porque Él fue llamado a sufrir como sustituto para salvarnos y hacernos capaces de sufrir por su causa y engrandecerlo a Él y a su Cruz con nuestro sufrimiento. Que nunca suframos por causa del pecado; que solo suframos en pureza y santidad, para Gloria de tu Nombre. Amén.

 

Sombra de sufrimientos -Poesía-

 

Hermano sustituido, ¿Has visto mayor luz?

¿En dónde posas tu vista?

Que tu mirar nunca resista 

Las grandezas de la Cruz.

 

¿Sabes tu del sufrimiento retributivo?

Es muy fácil de entender, 

Que por pecar has de padecer;

De este todos han sabido.

 

Pero ¿Sabes del no retributivo? 

¿Que en Job ha sido mostrado?

¿Que Dios aflige a su Amado,

Sin que sea de Dios un correctivo?

 

¿Y qué del sufrimiento sustitutivo?

De Dios suprema sabiduría,

Que un sustituto aceptaría

Para salvar por un dolor representativo.

 

¡Oh, mi hermano sustituido!

Mira de Dios el movimiento,

Que en cuanto al sufrimiento

Tres categorías ha definido.

 

Retributivo para todo pecador,

Si permanece no arrepentido;

Pero a nosotros sustitutivo

Por la gracia soberana que nos dio un Salvador. Amén.

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