28. La espada del Pastor contra el Pastor

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La espada del pastor contra el pastor

Zacarías 12: 10: “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”.

Zacarías 13: 1: “En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia”.

Zacarías 13: 7 al 9: “Levántate, oh espada, contra el pastor, y contra el hombre compañero mío, dice Jehová de los ejércitos. Hiere al pastor, y serán dispersadas las ovejas; y haré volver mi mano contra los pequeñitos. Y acontecerá en toda la tierra, dice Jehová, que las dos terceras partes serán cortadas en ella, y se perderán; mas la tercera quedará en ella. Y meteré en el fuego a la tercera parte, y los fundiré como se funde la plata, y los probaré como se prueba el oro. El invocará mi nombre, y yo le oiré, y diré: Pueblo mío; y él dirá: Jehová es mi Dios”.

Los israelitas habían regresado de Babilonia y tenían que reconstruir la ciudad de Jerusalén y el templo en medio de gran oposición. Dios envía a Zacarías, “El profeta de la esperanza”, para animarlos con estas figuras que son sombras de la Cruz.

En Zacarías 12: 10 está claramente la Cruz cuando dice: “…mirarán a mí, a quien traspasaron”, como dice también Juan 19: 37; ese “…traspasaron” se cumplió en la Cruz. Y como resultado de la Cruz los salvados tendrán llanto de arrepentimiento y “…espíritu de gracia y de oración”, para fijar la mirada en el Dios traspasado y lamentarán por Él.

Pero, a la vez, van a recibir los beneficios de su muerte, como dice el 13: 1: “…un manantial abierto” desde su costado, un manantial para quitar el pecado de Jerusalén, y no solo de Jerusalén sino el de todas las naciones, como se ve en la siguiente imagen del Pastor hiriendo al pastor, su amigo. 

Este versículo 7, del capítulo 13, realmente es algo asombroso; Jehová Dios habla a su espada, la espada de su justicia y le dice: “Levántate, oh espada…Hiere al pastor”, al rey. ¿Quién es ese pastor rey? ¿Quién es ese buen pastor que va a ser herido por la espada de la ira de Dios? Es un hombre y a la vez es su compañero, su amigo; es uno que es verdaderamente hombre y verdaderamente Dios, en una sola persona. Es el que estando en la tierra es el que está pastoreando las ovejas que su Padre le dio.

Pero Dios ha hablado a su espada: “Hiere al pastor”, Dios hiere a Dios, y esa es la Cruz. Y como consecuencia sus pocas ovejas serán dispersadas y perseguidas, tal como el mismo pastor herido dijo antes de morir, y que nos cuenta Mateo 26: 31.

¡Qué hermosa poesía en medio de esta profecía! La espada de Dios, del Pastor supremo, contra el Pastor su amigo, que es igual que Él, para salvar a las ovejas del Pastor Trino. 

“…si me buscáis a mí, dejad ir a éstos” (Juan 18: 8), dijo el buen pastor antes de ser herido por la espada del Pastor su Padre. Al ser arrestado dijo esto, simbolizando con esto que su muerte salvaría realmente a sus ovejas. “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”.

Y luego vienen los versículos 8 y 9, del capítulo 13, con los resultados de la Cruz. La herida de la espada de Dios al Pastor amigo de Dios, que es igual a Dios, no es algo para salvar solo a la descendencia de Jacob, es algo de alcance universal, en toda la tierra, pero no salvará a toda la tierra. 

Los términos aquí, aunque son números simbólicos, son bastante claros: Dos terceras partes serán cortadas de la tierra, que será la morada del Pastor herido y sus ovejas salvadas; pero dos terceras partes de la humanidad serán cortadas de ella y se perderán, mas la tercera parte, un remanente, quedará en ella, como dijo el propio pastor herido: “Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad” (Mt. 5: 5), habitarán la tierra, el reino del pastor herido por la espada de Dios su Padre.

Pero esa tercera parte, dice Zacarías, debe ser purificada en el fuego, probados y fundidos como se prueban la plata y el oro, hasta que estén listos para ser joyas preciosas para gloria del gran rey, el gran pastor, que fue herido por la espada de Dios. Esto nos habla de nuevo de Una Mente Preparada para la Aflicción (UMPA).

Ellos serán un pueblo que invocará su Nombre, el Nombre del Pastor Trino, y este Pastor los reconocerá eternamente y será su Dios. ¿Pueden ver, una vez más, la grandeza de la Cruz en este profeta de la esperanza? ¡Cuánta esperanza debieron transmitir estas palabras a los desanimados hebreos, que trataban de construir lo que el pecado destruyó en su nación! 

Mayor ánimo y mayor esperanza son para nosotros, que somos verdaderos israelitas del siglo veintiuno, que estamos viendo cómo el poder de la Cruz está construyendo la verdadera casa de Dios, como dice el mismo Zacarías en el capítulo 6, versículos 12 y 13: “Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová. El edificará el templo de Jehová, y él llevará gloria, y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos”. ¿Pueden ver el poder de la Cruz para salvar y reconstruir el templo de Dios?

Bienaventurados los que ya somos templo de Dios, los que trabajamos proclamando la grandeza de la Cruz, para que los que oigan y creen lleguen y se complemente esta gran obra que no puede ser detenida.

¡Oh, Señor! Cuán grande es la esperanza que emana de la grandeza y eficacia de la Cruz. Con razón está escrito: “Y el que creyere en él, no será avergonzado” (1 Pd 2: 6), el que en Él creyere no será decepcionado. Amén.

 

La espada del Pastor contra el pastor -Poesía-

 

Bienvenido, Oh profeta de Esperanza,

Distinguido y consejero fiel,

Tu profecía es de gozo y alabanza,

Aumentas las glorias de Emanuel.

 

¿Será Jehová traspasado?

¿Puede alguien perforar su ser?

Solo si Él es encarnado.

Clavos y lanza antes y después de perecer.

 

La Cruz es aquí presentada;

Muchos llorarán por Él.

Con gracia y oración derramada

Limpieza les aseguró su hiel.

 

Es Dios quien habla a su espada,

Que hiera a su compañero eternal; 

Otra vez la Cruz es presentada

Por aquella herida mortal.

 

Dios hiere a Dios, ¡Qué misterio!

De toda la tierra la Cruz salvará;

Dos tercios no irán a su reino,

Y un tercio su amor gozará.

 

¡Oh, sombras de la Cruz majestuosas!

De esperanza nos llenan hoy.

Tus palabras, Oh rey, son preciosas,

A tu reino, seguro, yo voy. Amén.

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