Génesis capítulos 12 al 25 (Gén. 12: 1 a 3), así dice el Señor: “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”.
En nuestra serie las “Sombras de la Cruz”, episodio 6, vimos cómo el sacrificio de Abram a su hijo Isaac, Génesis 22, es una sombra de la Cruz. Ahora queremos mostrar a Abraham como un tipo de Cristo, y también algunas similitudes entre la vida de Abraham y la vida del Señor Jesús; tipos y similitudes en el Antiguo Testamento que nos demuestran que Dios construye la historia pensando en su Hijo.
Cuando Dios le dice a Abraham: “Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre…”, eso nos hace pensar en el diálogo intratrinitario, cuando el Padre le pudo decir al hijo algo muy parecido: -Deja el seno del Padre y hazte hombre. Ve a la tierra-.
Cuando Dios le dice: “Y haré de ti una nación grande…Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo” (Gén 12: 2 y 26: 4), nos hace pensar en ese mismo posible diálogo intratrinitario; y en Isaías 53: 8, cuando dice: “…y su generación, ¿Quién la contará?”; cuando le dice: “…y engrandeceré tu nombre…” (Gén 12: 2), nos hace pensar en un Nombre que es sobre todo nombre.
Cuando le dice: “Bendeciré a los que te bendijeren…” (Gén 12: 3), eso es una realidad acerca de Cristo, incluso en el día de hoy. Y cuando le dice: “En ti serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gálatas 3: 8), eso solo puede ser aplicado a Cristo. El apóstol Pablo nos confirma que todas estas promesas fueron hechas a Abraham y a su simiente -singular-, la cual es Cristo (Gál 3: 16).
Hay dos episodios, en la vida de Abraham, en los que su esposa queda en peligro de ser tomada por reyes paganos (Gén 12 y Gén 20); en ambos casos Dios hiere con grandes plagas a los dos reyes y salva a la esposa de Abraham. También la esposa de Cristo, la Iglesia, es amenazada y puesta en peligro por los reyes de la tierra; pero Dios la libra con grandes plagas sobre los reyes de la tierra y cumple en ella todas sus promesas.
Abraham tuvo que enfrentar una guerra para librar a un pariente suyo contra una alianza de reyes muy poderosos, y lo hizo con solo 300 esclavos, atacando de una forma no convencional, en la noche, y recibió una grandísima victoria. Cristo tuvo que enfrentar enemigos muy poderosos, y tenía solo un grupo pequeño de seguidores; lo hizo con una estrategia no convencional, la Cruz, y obtuvo la más grande victoria.
Veamos Génesis 15: 13 y 14, donde dice el Señor: “Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza”. ¿No es esto lo que sucederá a la descendencia del Señor Jesucristo, la Iglesia?
En Génesis 18: 17 leemos: “Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?”; este pasaje nos hace pensar en Juan 5: 20, que dice: “Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace…”. También al ver a Abraham intercediendo por Lot, que vive en Sodoma, la ciudad de la destrucción y cómo Dios envía a ángeles a sacar a Lot, pensamos en Mateo 24: 31que dice: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos…”, y esto es antes de la destrucción final.
Pero también se requirió un milagro para que naciera el hijo de la promesa. Se requiere un milagro de nuevo nacimiento para que nazca cada uno de los hijos de Cristo, prometidos en el pacto eterno. Cuando Abraham buscó esposa para Isaac, éste recibió la esposa que su padre le escogió, tal como Cristo recibió la Iglesia que su Padre le escogió, desde antes de la fundación del mundo. ¿Pueden ver que Cristo es el verdadero Abraham?
¡Oh, Señor! Nos asombra cómo construyes la historia de la redención pensando en hechos futuros de la hija de tu Hijo; nos asombra ver cuánto lo amas y saber que Él es el preferente asunto de tu pensamiento y de tu alegría. Te rogamos que hagas lo mismo en nuestro corazón, que Cristo sea siempre el preferente asunto de nuestro pensamiento y de nuestra alegría. Amén.
Cristo, el verdadero Abraham -Poesía-
Salir de Ur, su llamamiento,
Cristo dejar junto a su Padre su lugar;
Nueva tierra en descubrimiento,
Ambos hijos como estrellas
Van a engendrar.
“Bendeciré a los que te bendijeren”,
En Abraham ya dio esa bendición;
En Cristo, si hoy le dijeren, no te temo,
Recibirán su maldición.
A ambos engrandeceré su nombre;
Abraham respetado en Canaán,
Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre,
Ante Él todos se arrodillarán.
Abraham puso en peligro su esposa,
Dios tuvo que intervenir;
De Cristo su novia preciosa,
Nadie la podrá destruir. Amén.