2.Cristo en la creación

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2. Cristo en la creación

Génesis 1: 1 al 2: 3; 1: 3, 6, 9, 11 y 24: “Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz…Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas…Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así…Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así…Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así”.

En nuestro episodio anterior, titulado “Cristo en el primer día de la creación”, aprendimos que la creación fue hecha pensando en la redención. También vimos a Cristo como coautor de la creación. Pero hay algo más, Cristo no solo es coautor de la creación, sino que Cristo está presente en la creación.

En los versículos 3, 6, 9, 11, 14, 20, 24 y 26, de Génesis 1, se repite la expresión: “…dijo Dios”. Esa palabra que Dios dijo es Cristo, el Verbo, Cristo es la Palabra, esa palabra que dice Isaías 55: 11: “…así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié”.

Así como Cristo, la palabra de Dios para la creación, hizo perfectamente lo diseñado por Dios en su plan eterno, de igual manera Cristo, la palabra de Dios encarnada, es totalmente eficaz e infalible al realizar la obra de redención, la obra de Cristo, que es eficaz. Una verdad bíblica que repetimos mucho en la serie titulada “Las sombras de la Cruz”.

En este segundo episodio de “Las sombras del Crucificado”, lo primero que vimos es que Cristo está presente en la creación, siendo la Palabra de Dios, y creando él mismo la arena, el escenario en que, infaliblemente, realizará la Redención.

Lo segundo que vemos es que la creación es hecha en un orden progresivo. Es obvio en el versículo 2 que la tierra recién creada requirió orden, y que Dios le dio ese orden progresivamente. Es notorio que la tierra fue creada vacía, y que el esquema de la creación la llena progresivamente, por causa de la redención, pues así sería la obra de Cristo en el corazón de los suyos, como leemos en 2 Corintios 3: 18: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”.

Como el Espíritu Santo lo hizo en la creación, así lo hace en la redención, la regeneración, la santificación progresiva.

Y tercero, veremos hoy que la creación fue hecha con ayudas didácticas para la redención; por ejemplo, la redención traería en los redimidos un fruto de santidad, un fruto del Espíritu Santo. Por eso en el relato de la creación, Génesis 1, versículo 11, que Dios hace un árbol que de fruto.

En la Escritura el hombre es presentado metafóricamente como un árbol y dice: “Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego” (Mt. 7: 19). Así que, pensando en la redención, se hizo la creación con árboles que den fruto. Otro ejemplo hermoso de la ayuda didáctica de la creación para la redención, para la obra de Cristo es la oveja, que fue creada como leímos en Génesis 1: 24.

¿Se ha preguntado ustedes por qué creó Dios un animal tan torpe que necesita un guía humano? ¿Un animal que no puede encontrar a su pastor? ¿Qué su pastor tiene que encontrarla a ella? ¿No se han preguntado por qué creó Dios lirios hermosos que no trabajan ni hilan, y tienen hermosísimas vestiduras? ¿O por qué creó Dios aves que no siembran ni siegan, ni recogen en graneros, a las cuales nunca les falta el alimento? ¿O por qué creó la vid, que con su vino trae alegría al corazón de los hombres? La respuesta es porque la redención es la alegría a los hombres, y Cristo es la vid verdadera que trae alegría eterna al hombre irredento.

Todas ellas son ayudas didácticas de la creación a la obra de Cristo, la redención. Y nos hace pensar de nuevo que la creación fue hecha pensando en Cristo, que Él participó de la creación, que Cristo estuvo presente en la creación, que Cristo es el Redentor, quien creó, Él mismo, la arena, el escenario en el que Él mismo realizaría la obra de redención. El escenario de la redención fue hecho por el propio Redentor. ¡Aleluya!

Hoy hemos encontrado más razones para mirar, más razones para amarlo, para entregarle todo el ser a nuestro amado Creador y Redentor. ¿Pueden ver su gloria en la creación?

¡Oh, Señor bendito! Este efecto Emaús es algo maravilloso. Mientras más lo experimentamos, más queremos de Él. Danos sabiduría suprema para conocer la gloria de la Cruz mientras caminamos por el camino de Emaús.

El camino hacia una mayor pasión por Cristo es el camino de Emaús. 

Cristo en la creación -Poesía-

Dios escuchó a Dios,

Su palabra Él pronunció;

Y el Verbo fue en pos

De aquello que Él planeó.

 

Cielo, tierra, luna y sol,

Progresivamente Él los formó.

Do Mayor y Si bemol,

Melodía sublime resonó.

 

Árbol que dé fruto,

Aves, lirios y la vid;

Oveja, animal tan bruto,

Para pastor es una lid.

 

¡Oh, mi Creador! Me asombra,

Cuando miro tu redención;

Estampada en bella alfombra

El tapiz de tu creación. Amén.

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