8. Cristo en Enoc

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8. Cristo en Enoc

Génesis 5: 21 al 24: “Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.

Hebreos 11: 5 al 6: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.

Judas 14 y 15: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores impíos han hablado contra él”.

En nuestro episodio titulado “Cristo en Adán” vimos que Adán es el único personaje bíblico del que se dice que es específicamente tipo de Cristo; pero muchos otros personajes importantes de la Biblia también son tipos de Cristo, aunque el Nuevo Testamento no los mencione como tipos, tan específicamente como Adán, en especial aquellos que están en la categoría de profeta, sacerdote o rey. Por lo tanto, Judas, versículo 14, nos dice que Enoc era profeta, lo que le merece el título de tipo de Cristo.

Dice Génesis 5: 24 que “Caminó, pues, Enoc con Dios…”; como algo especial dice que fue “…séptimo desde Adánen la línea de los creyentes, el séptimo en la genealogía de los hijos de Set, quien sustituyó a Abel en esa línea de los hijos piadosos de Eva, que están en enemistad con los hijos de la serpiente, también hijos de Eva, como se estableció en Génesis 3: 15.

Los hijos de set eran “Invocadores de Dios”, como dice Génesis 4: 26. Pero entre estos invocadores de Dios, que seguro también eran hombres piadosos, Enoc era un invocador especial de Dios, lo mismo que su caminar con Dios.

Hebreos 11: 5 nos dice que este invocador de Dios tuvo testimonio de haber agradado a Dios, lo cual no tuvieron los otros invocadores de Dios en su generación. Sin duda Enoc fue un hombre especial. Su caminar con Dios también fue destacado, eso implica que su fe fue así mismo. Y su obediencia fue especial y, por lo tanto, Dios tenía con él una cercanía distintiva. Y como recompensa por su fe y su obediencia especiales, Dios lo traspuso para no ver muerte. En otras palabras, Enoc, por la especialidad de su fe y su obediencia, recibió la recompensa extraordinaria de la victoria sobre la muerte, a la cual había sido sentenciado por el pecado del primer Adán, y que ya estaba operando en él.

Imposible no pensar en Cristo al ver lo que la Biblia nos dice de Enoc. Si hay un hijo de Eva y un hijo de Set que es especial es el Señor Jesucristo. Si hay uno que tuvo una obediencia especial, fue Él. Si hay alguno que caminó con Dios, en cercanía especial, fue Él. Si alguno tuvo testimonio de haber agradado a Dios, fue el mismo Señor Jesucristo. Fue su propio Padre, la mismísima primera persona de la Trinidad, lo dijo con voz audible delante de los primeros discípulos y de Juan el Bautista: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia” (Mt. 3: 17).

Si alguien tuvo una experiencia de victoria sobre la muerte fue Él. Pero a diferencia de Enoc, que no tuvo que padecer la muerte, por su fe y por su obediencia, el Señor Jesucristo tuvo que padecerla, a pesar de su fe y su obediencia perfectas; porque Él iba a ser cargado sobre el madero con los pecados de Adán, de Abel, del propio Enoc, de Noé, de Abraham, y de todos los demás que invocaríamos a Dios, en todas las generaciones, según el plan de Dios, que los eligió para salvación. Y decretó que el Señor Jesucristo muriera por ellos como un sustituto, pagando el precio de sus pecados, la muerte.

Así que Enoc fue librado de la muerte por la muerte del Señor Jesucristo, y de esta manera, al ser librado Enoc de la muerte, se muestra que Génesis sigue hablando del propósito de la redención, que fue anunciada en Génesis 3: 15, cuando el hijo de Eva pisaría la cabeza de la serpiente, traería una victoria sobre la muerte, y eso es lo que representa la trasposición de Enoc.

La vida de Enoc habla de la vida de Cristo y su triunfo final sobre la muerte, aunque hay algunos aspectos en la vida de Enoc que no coinciden con la vida del Señor Jesucristo. Así que, aquí tenemos un tipo de Cristo que nos deleita más en Él.

Por Cristo Enoc fue traspuesto al cielo sin ver muerte. Cristo en cambio fue ascendido al cielo después de vencer a la muerte. Y Enoc, aún en tiempos tan antiguos como en los que vivió, vivió una vida especial para Dios, y por gracia la vivió para ser un tipo de Cristo, y hablar del propósito de la redención de la obra del hijo de Eva, de lo que traería pisar la cabeza de la serpiente, que es vencer a la muerte. Y Enoc vivió de esa manera para invitarnos a admirar a Cristo, el autor de tan grande redención; y para imitar a Cristo en su caminar con Dios, que es muy superior al de Enoc, y del cual el caminar de Enoc es tan solo un pálido reflejo. Y esto nos es necesario saberlo a todos nosotros, los que somos invocadores de Dios de todos los siglos.

¿Pueden ver cómo Dios habla desde temprano de su hijo Cristo como victorioso sobre la muerte, usando a este gran hermano, el profeta Enoc?

¡Oh, Señor! En otros episodios te hemos pedido que nos dejes caminar a tu lado, y nos hables de ti a través del Antiguo Testamento. Hoy te pedimos que nos dejes caminar como tú, no a tu lado sino como tú, delante de tu Padre, en cercanía con tu Padre, tal como le diste a nuestro hermano Enoc. Te lo pedimos en el Nombre de Cristo. Amén.

Cristo en Enoc -Poesía-

Temprano en la revelación

Se va descubriendo tu plan,

Que la muerte que trajo Adán

A Enoc no sería aflicción.

 

Vestido de gracia especial,

Junto a Dios hizo camino;

Su andar, como angelino,

Le fue tiquete celestial.

 

Arrebatado sin ver muerte,

Nos lleva esto a pensar

Que de Cristo el andar

Le vino tan maravillosa suerte.

 

Pues solo Cristo es vencedor

De tan furioso enemigo,

Que Cristo mató consigo

Cuando expiró con gran clamor. Amén.

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