En Génesis 22: 6 y 14, así dice el Señor: “Y tomó Abraham la
leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en
su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos… Y llamó
Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá. Por tanto,
se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto”.
Hebreos 11: 17 al 19 se lee: “Por la fe Abraham, cuando fue
probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas
ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será
llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para
levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido
figurado, también le volvió a recibir”.
El siguiente personaje que Dios usa para hablarnos de la
persona y la obra de su Hijo Jesucristo es Isaac, hijo de
Abraham. Este es el hijo de una promesa largamente esperada,
que cuando llegó al mundo fue un gran deleite para su padre.
Igual Cristo, quien es el Hijo de una promesa largamente
esperada, quien cuando llegó fue el gran deleite de su Padre.
Dios dijo dos veces, con su propia voz, para que otros seres
humanos lo oyeran: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo
complacencia” (Mateo 3: 17 y 17: 5).
Isaac también fue el hijo de un pacto, que exige un
derramamiento de sangre en la circuncisión. Cristo es el Hijo de
un pacto, que también exige derramamiento de sangre en la
Cruz. Isaac es un descendiente prometido para traer bendición a
todas las naciones. Cristo es la verdadera simiente de Abraham
prometida, “simiente” en singular, que trae bendición y salvación
a todas las naciones.
Isaac es el hijo de un milagro de concepción hecho sobre una
mujer anciana. Cristo es el Hijo de un milagro de concepción
hecho sobre una mujer virgen.
Además de todas las similitudes, hasta aquí mencionadas, hay
un elemento tipológico que sobresale a los demás. En Génesis
22: 6 lo leemos, cuando yendo a cumplir la orden de Dios de
sacrificar a su hijo unigénito, en el monte señalado por Dios,
Abraham coloca la leña sobre Isaac y él mismo porta el cuchillo
y el fuego con los que realizaría el sacrificio. Entre los tipos de la
Cruz este vale oro, e Isaac es aquí mismo un gran protagonista;
con mucha precisión muestra a Cristo cargando el madero, en el
que sería sacrificado sobre el monte señalado por Dios; y
Abraham muestra al Padre, quien usa el cuchillo y envía el
fuego a la Cruz.
Obviamente en el desarrollo de este intenso drama, Isaac es
reemplazado por el carnero que Dios provee, y dicho carnero
pasa a ser el tipo de Cristo; mientras Isaac pasa a representar al
pecador sustituido por el carnero, siendo así Isaac un tipo de
doble significado.
Hay más en esta escena evangélica. Isaac es el hijo de la
resurrección en la mente de su padre, aunque Isaac no resucitó
porque no murió; pero en la mente de Abraham si resucitó,
como nos enseña Hebreos 11: 17 a 19. Como Isaac, Cristo es el
Hijo de la resurrección en la mente de su Padre Dios; y Cristo sí
murió, y sí resucitó, tal como lo decretó en su mente el Padre
eterno.
También Isaac recibió toda la herencia de su padre como único
heredero, según leemos en Génesis 25: 5, igual que Cristo,
quien es el único heredero en el reino de su Padre, y nosotros
somos coherederos en Él. Y así como Isaac fue prosperado en
extremo, leemos en Génesis 26: 12 al 14, así también el Señor
Jesucristo fue prosperado en su misión, cuando vino a morir en
la Cruz, y seguirá siendo prosperado en extremo, como dice de
Él Isaías 52: 13: “He aquí que mi siervo será prosperado, será
engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto”.
Por último, Isaac bendijo a sus dos hijos sobre cosas futuras,
como nos dice Hebreos 11: 20: “Por la fe bendijo Isaac a Jacob
y a Esaú respecto a cosas venideras”. De igual forma el Señor
Jesucristo nos ha bendecido a nosotros, sus hijos, sobre cosas
futuras diciendo en Apocalipsis 5: 10: “…y nos has hecho para
nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”, y
como se lee en Daniel 12: 3: “Los entendidos resplandecerán
como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia
a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”.
¿Pueden ver la unidad impresionante que tiene toda la Biblia en
torno al Señor Jesucristo, como protagonista único en ella?
¿Pueden ver que el gozo, la risa, como es el significado del
nombre de Isaac, vienen solo de Cristo? ¿Y que la mejor risa
vendrá cuando llegue al final este grandísimo plan de salvación?
¡Oh, Señor! ¡Cuán grande eres tú! ¡Cuán grande es tu plan!
¡Cuán grande es la Cruz! ¡Y cuán grande entre lo grande es tu
forma de enseñarnos, por medio de tipos y similitudes que
impactan y transforman nuestro corazón, llevándolo a amar
cada vez más al verdadero Isaac! ¡Oh, Señor! ¡Has que Cristo
sea muy pronto rey de todas las naciones! ¡Has que Cristo sea
el único deleite de nuestro corazón! Te lo pedimos en su
Nombre santo. Amén.
Cristo, el verdadero Isaac -Poesía-
La promesa que no llegaba
Al corazón debilitado,
De su padre ya anciano,
De cabello gris y cano.
¡Oh, exultante de alegría!
Abraham abrazaría
A Isaac el prometido
De milagro concebido.
Y cumpliendo lo pactado,
De su sangre ha derramado
En el rito que lo hirió,
A Isaac circuncidó.
En mi mente no advertía
Cuando en la Biblia lo leía,
Lo que Dios me dibujaba
Y de Cristo me anunciaba.
Sombras del Crucificado,
¡Qué tesoro bien guardado!
Que hoy deleita mi presente,
A mi corazón es fuego ardiente.
¡Oh, Cristo! Por ti quiero
Que mi muerte sea ligero,
Mientras busco mi contento
En tu Antiguo Testamento. Amén.