Génesis, capítulos 37 al 50:
37: 26 y 27: “Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él”.
39: 1 y 2: “Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio”.
41: 41 al 43: “Dijo además Faraón a José: He aquí yo te he puesto sobre toda la tierra de Egipto. Entonces Faraón quitó su anillo de su mano, y lo puso en la mano de José, y lo hizo vestir de ropas de lino finísimo, y puso un collar de oro en su cuello; y lo hizo subir en su segundo carro, y pregonaron delante de él: ¡Doblad la rodilla!; y lo puso sobre toda la tierra de Egipto”.
Filipenses 2: 5 al 11: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
El siguiente personaje que nos muestra a Cristo, tipológicamente, es José, hijo de Jacob, uno de los más completos tipos de Cristo en el Antiguo Testamento.
El elemento principal acerca de Cristo que nos enseña la vida de José es que su vida y obra tendría dos etapas, una etapa de humillación y una etapa de exaltación.
Antes de su etapa de humillación José era el preferido de su padre; Jacob le dio la túnica de colores. Cristo es el verdadero dueño de la túnica de colores, el principado está sobre sus hombros. También antes de su humillación José fue pastor de ovejas. Cristo es el gran pastor de las ovejas de su Padre.
Para su humillación José fue aborrecido por sus hermanos, vendido como esclavo, y llegó en esta condición a la casa de Potifar, el egipcio. Cristo se humilló al descender del cielo, tomar forma humana y vivir como esclavo de sus hermanos. Cristo fue aborrecido por sus hermanos hebreos y se pagó por Él el precio de un esclavo.
José, en los días de su humillación, fue tentado durante muchos días por medio de la mujer de Potifar. Cristo fue tentado por el diablo, en el desierto, muchísimos días; y ambos resistieron toda tentación.
José fue acusado y condenado injustamente. Cristo, igual. José anunció la Palabra de Dios, fue pasado de su estado de humillación a su estado de exaltación, y toda rodilla se dobló delante de José. Cristo también anunció la Palabra de Dios, cumplió la misión que le encomendó su Padre, fue pasado de su estado de humillación a su estado de exaltación, y pronto se doblará toda rodilla delante de Él, como se dobló delante de José.
En su estado de exaltación, José salvó la vida de sus hermanos dándoles alimento. Cristo hoy, exaltado, salva de la condenación eterna a los suyos, dándoles a comer su cuerpo y beber su sangre, espiritualmente hablando, para darles vida y salvación perfecta. José, en su estado de exaltación, dio de comer a todas las naciones que fallecían de hambre. Cristo hoy, exaltado, da pan de vida a todas las naciones, por medio de la predicación del Evangelio.
José, en su estado de exaltación, no fue reconocido por sus hermanos, y él los llevó a ellos al arrepentimiento; y luego se dio a conocer y restauró la relación rota por causa del pecado, perdonando el pecado de ellos. Cristo no fue reconocido por sus hermanos hebreos, ni en su estado de humillación ni en su estado de exaltación. En su estado de humillación vieron despreciable a Cristo, como raíz de tierra seca; y en su estado de exaltación Él caminó con ellos y no lo reconocieron; pero luego Él se sentó a comer con ellos, y allí se dio a conocer y les dio dones preciosos, como el don del Espíritu Santo. Así como José se dio a conocer a los suyos, mientras comían a la mesa, y también les dio dones preciosos, en su estado de exaltación.
En conclusión, José fue enviado por Dios a Egipto para salvar a su familia de la muerte física. Cristo fue enviado por Dios al mundo, un Egipto más grande, para salvar a su familia eterna, la que Dios le dio antes de la fundación del mundo. Y ambos vivieron una fase de humillación y de sufrimiento, seguida por una fase de exaltación, dominio, reinado y salvación.
José es un tipo de Cristo. ¿Lo puedes ver? ¿Puedes ver cómo, si sumamos las características que vimos en los tipos anteriores, vamos construyendo el relato completo sobre la persona y obra del Señor Jesucristo? ¿Puedes ver, incluso cristianos, leen la Biblia y no ven este relato tipológico? ¿Puedes ver cómo, realmente, lo que el Señor dijo en Juan 5: 39 acerca de Las Escrituras: “…ellas son las que dan testimonio de mí”? ¿Puedes ver cómo esta Palabra se cumple en lo que hoy llamamos “Relato tipológico”?
¡Oh, Señor! Gracias por este relato tipológico maravilloso. ¡Por favor! Te ruego que nos hagas sabios en ver a Cristo de esta manera, y que nuestro deleite en Él termine aplastando todos nuestros deseos, y deseándolo sólo a Él. Te lo pido en su Nombre santo. Amén.
Cristo, el verdadero José -Poesía-
¿Quién es el favorito de su Padre?
¿A quién dio la túnica de colores?
A aquel que tuvo a Raquel por madre,
Cuyo hombro recibió los honores.
Por sus hermanos fue aborrecido,
Vendido en esclavitud,
A la cárcel fue remitido,
Aunque brilló en él la rectitud.
Su humillación ha terminado,
Ahora es el Gran Visir;
Faraón lo ha coronado,
Potestad tiene para decidir.
A sus hermanos dio alimento,
Y con estrategia inteligente
Los llevó al arrepentimiento,
Y alimentó a mucha gente.
¡Oh, Señor! Clara es esta sombra,
¿Cómo no ver a Cristo en José?
Toda su historia me asombra,
En toda ella me deleitaré. Amén.