Génesis, Capítulos 43 y 44:
43: 8 y 9, así dice el Señor: “Entonces Judá dijo a Israel su padre: Envía al joven conmigo, y nos levantaremos e iremos, a fin de que vivamos y no muramos nosotros, y tú, y nuestros niños. Yo te respondo por él; a mí me pedirás cuenta. Si yo no te lo vuelvo a traer, y si no lo pongo delante de ti, seré para ti el culpable para siempre”.
44: 32 al 34: “Como tu siervo salió por fiador del joven con mi padre, diciendo: Si no te lo vuelvo a traer, entonces yo seré culpable ante mi padre para siempre; te ruego, por tanto, que quede ahora tu siervo en lugar del joven por siervo de mi señor, y que el joven vaya con sus hermanos. Porque ¿Cómo volveré yo a mi padre sin el joven? No podré, por no ver el mal que sobrevendrá a mi padre”.
Hebreos 7: 22: “Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto”.
Mateo 20: 28: “…como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”.
El siguiente personaje, que nos aporta contenido para completar nuestro relato tipológico, es Judá, hijo de Jacob y hermano mayor de José.
Las similitudes entre Cristo y Judá son menos que las similitudes entre Cristo y José. Y Judá es un personaje en la historia de José. Vimos en nuestro episodio anterior que Judá fue quien sugirió vender a José a los ismaelitas. Esto nos hace pensar en la segunda persona de la Trinidad, y sus deliberaciones eternas, si así se pueden llamar, con la primera y la tercera persona de la Trinidad, cuando definían la historia de la humanidad y la forma cómo se incluiría al hombre caer en maldad, dentro de su plan, y cómo sería entregado en manos de pecadores, para poder ir a rescatarlo de lo malo. Luego vemos a Judá ofreciéndose ante su padre Jacob como garantía de seguridad de que su hermano Benjamín volvería.
Y aquí es donde aparece la palabra “fiador”, que leímos en Hebreos 7: 22. Esto de nuevo nos hace pensar en el Consejo Eterno de Redención, cuando la segunda persona de la Trinidad se ofreció como garantía de que el ser humano sería traído de regreso al seno de la deidad como hijo amado, tal como sería creado a imagen de Dios, luego de ser dejado caer en la maldad, según la sabiduría infinita de Dios que incluyó la caída en su magnífico plan. Cristo es el verdadero fiador que pagaría el precio necesario para asegurar aquel regreso al seno del Padre Dios.
Finalmente vemos a Judá ante el gran gobernador José, ofreciéndose como sustituto que recibiría el castigo que su hermano Benjamín merece en la trama creada por José, como única forma de librarlo de la cárcel y la esclavitud que Benjamín merecía en dicha trama.
Aunque Benjamín no era culpable de robar la copa de José, pues todo fue un sabio montaje para llevarlos al arrepentimiento, en realidad Benjamín si era un ser humano depravado que merecía, por la justicia que exige la Ley, toda la condenación que merece un ladrón: Cárcel y esclavitud perpetuas. Y Judá estuvo dispuesto a intercambiarse por su hermano menor, y recibir él el justo castigo que su hermano Benjamín merecía.
Así Cristo, nuestro Hermano Mayor, se ofreció como garantía ante el Padre eterno y juró traernos de regreso a nosotros, sus hermanos menores, al seno del Padre. Y cuando llegó el momento se hizo hombre, se humanó, para poder cumplir como fiador de ese pacto eterno, y en la Cruz recibió todo el castigo que exigía la perfecta justicia de Dios. Murió, y con su muerte pagó la deuda que teníamos nosotros con aquella justicia divina.
Cristo fue el fiador perfecto, la garantía perfecta, el sustituto perfecto, el Judá perfecto que salvó a todos sus hermanos menores, y los llevó de regreso a la condición de muy amados hijos del Padre celestial, tal como Benjamín, quien era muy amado hijo de su padre Jacob.
¿Pueden ver cómo este tipo nos permite incluso entrar en la mente de Dios? ¿Nos permite escuchar en los diálogos intratrinitarios, que establecen la historia de la humanidad? ¿Y a Cristo como garante, fiador y sustituto?
¡Oh, Señor! Permítenos seguir viajando al pasado y al futuro, para ver a Cristo una y otra vez, de una y otra manera, pues nos es un deleite supremo saber todo acerca de nuestro Amado Hermano Mayor, nuestro Amado Sustituto y Salvador, el Señor Jesucristo. ¡Oh, Señor! ¡Cuán increíble es poder entrar con mucho temor y discreción al interior de tus pensamientos eternos, ya que abres para nosotros las ventanas de tu mente, de esta forma que llamamos “Relato tipológico”! No te detengas Señor, te rogamos: ¡Danos más de Cristo! En su Nombre te rogamos. Amén.
Cristo en Judá -Poesía-
De un hombre tan malvado
Como Judá, hijo de Israel,
Tipificas al Crucificado
Como fiador y garante fiel.
Yo te regresaré al joven,
Dijo el arrepentido Judá,
No permitiré que te priven
De tu hijo menor, Oh, papá.
Así Cristo se ofrece como fiador,
Por sus hermanos menores pagar
En la Cruz con gran dolor
A todos ellos al Padre los regresará.
¿Y qué diré yo en mi oración?
¿En mi letra y en mi canto?
Sino que a Cristo doy mi corazón,
Aunque tenga que padecer quebranto. Amén.