En Éxodo 23: 14 al 17, así dice Jehová: “Tres veces en el año me celebraréis fiesta. La fiesta de los panes sin levadura guardarás. Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib, porque en él saliste de Egipto; y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías. También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores, que hubieres sembrado en el campo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido los frutos de tus labores del campo. Tres veces en el año se presentará todo varón delante de Jehová el Señor”.
Dios estaba dando fundamentos a la nación hebrea por medio de Moisés, ya les había dado la Ley Moral, Los Diez Mandamientos; también la Ley Civil, por la que habían de juzgar los jueces los litigios en la sociedad hebrea, tal como leyes sobre esclavos y amos. En este pasaje desarrolla la Ley Ceremonial, una serie de prohibiciones especiales que los distinguiría de las otras naciones, además de una serie de ritos y celebraciones festivas que generaban una agenda anual,
En esa agenda anual había tres celebraciones o fiestas solemnes obligatorias para todo varón, quien acudía en representación de su propia familia. Las tres fiestas eran: Pascua, Pentecostés y Tabernáculos.
Por medio de estas tres fiestas solemnes Dios nos está hablando de Cristo, de su Persona y de su Obra, de su Plan y Agenda de una manera tipológica, como hemos visto hasta aquí en las Sombras de la Cruz y en las Sombras del Crucificado.
Precisamente en las Sombras de la Cruz vimos la primera de estas fiestas, la fiesta de la Pascua, en el episodio número 7 titulado “El portón ensangrentado”.
Cristo es el sustituto provisto por Dios para librar a los primogénitos del juicio de la ira divina, pues todos los hombres merecemos dicho juicio tal como cayó sobre los primogénitos de los egipcios.
En aquella Pascua el pan sin levadura acompañaba la fiesta, y los panes no tenían ese ingrediente porque Cristo nos libra del poder del pecado, que es simbolizado por la levadura. Cristo nuestra Pascua, por su muerte, nos libra, por su Cruz, del poder del pecado, y nos librará de la presencia del pecado para siempre, en la resurrección de los muertos en su segunda venida. Y por eso es que esta fiesta de Pascua va acompañada de comer panes sin levadura.
Luego viene la fiesta de Pentecostés, o de las Siete Semanas, o de los Cincuenta Días; Pentecostés significa cincuenta, y siempre caía domingo aquel día cincuenta, cuando se traían los primeros frutos, las primicias de sus labores en la época de verano, en que se daban las primeras cosechas.
Esta fiesta fue usada por Cristo para enviar su Espíritu Santo y para tener los primeros frutos de su cosecha de la evangelización, cuando vino el Espíritu Santo sobre los apóstoles; 3.000 personas fueron los primeros frutos de la primera cosecha de Cristo.
Noten como lo que los hebreos hacían en la fiesta con una cosecha de granos, Cristo lo hace con una cosecha de almas. Estas fiestas presentan la obra y la agenda de Cristo en el plan de Dios.
En la primera fiesta Él moriría como cordero en la Pascua; luego en la segunda fiesta el recogería su primera cosecha, que abre una época de cosecha entre la primera y la segunda venida de Cristo, tiempo en que recogerá toda su cosecha.
La tercera fiesta se llama De los Tabernáculos, que es el siguiente punto en la agenda de Cristo, hasta el final de la cosecha. En esta festividad dice Deuteronomio 16: 15 del pueblo hebreo: “…y estarás verdaderamente alegre”. Era una fiesta de mucha alegría, ellos tenían que morar por siete días en los tabernáculos, cuando recordaban a sus antepasados morando y peregrinando en el desierto, hacia la tierra prometida. Y esa alegría, que era verdadera, si la ligamos al número siete, que indica perfección, nos habla de la siguiente etapa final en la agenda de Cristo; como dice Isaías 51: 11: “…y gozo perpetuo habrá sobre sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y el gemido huirán”.
¿Pueden ver la agenda de Cristo en estas fiestas solemnes en el calendario anual de los hebreos? ¿Pueden ver que todo en el Antiguo Testamento habla de Cristo? Realmente el verdadero pueblo esclavizado por un faraón es la Iglesia y el faraón es el diablo.
El verdadero pueblo redimido por un sustituto, un cordero, es la Iglesia, y Cristo es ese cordero que lo redime en la Cruz. El verdadero pueblo limpiado de la levadura del pecado es la Iglesia, por eso el pan no tenía levadura. El verdadero pueblo, que es los primeros frutos de la cosecha de Cristo, es la Iglesia, ungidos por el Espíritu Santo como primeros frutos, y luego frutos en todas las generaciones, preparados para un gozo perfecto y perpetuo.
En realidad, toda esta historia es la historia de Cristo y de su Iglesia; nosotros somos la Iglesia de Cristo, la verdadera cosecha, los que verdaderamente tendremos el gozo, los que verdaderamente hemos recibido el beneficio del sacrificio Pascual.
¿Pueden ver la agenda de Cristo en estas fiestas solemnes? Hoy nosotros nada tenemos que ver con estas fiestas judías, nunca se deben restablecer, eso sería judaizar. Cristo transformó la Pascua en Santa Cena, el Espíritu Santo permanece en nosotros para siempre como frutos de su cosecha
Y el gozo de la Fiesta de los Tabernáculos es el gozo del que habla el apóstol Pablo en Filipenses 4: 4: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”, aunque este gozo aún no es perfecto porque está mezclado con hierbas amargas. Mas nosotros aguardamos nuestro gozo perfecto y perpetuo, tipificado en la Fiesta de los Tabernáculos, en la segunda venida de Cristo.
¡Oh, Señor! Realmente el futuro está en el pasado. Este calendario o agenda hebrea es la agenda de Cristo y es nuestra agenda que, con la seguridad de un gran final, esperamos sin desmayar.
¡Oh, Señor! Gracias por tan maravillosa agenda, y porque en esa agenda de nuestro Señor Jesucristo nos incluiste a nosotros para darnos tu preciosa salvación. Amén.
Cristo en las tres grandes fiestas -Poesía-
De Israel tres grandes fiestas,
Tres grandes puntos de la agenda;
Obras a Cristo por Dios impuestas,
Su vida es Pascua, es una ofrenda.
En la Pascua expiación y redención,
En Pentecostés su Espíritu nos sella;
Oh, qué gran anticipación,
Grandiosa tipología fue aquella.
Aún nos falta la tercera fiesta,
Su gozo perfecto nos anticipa;
No hemos vivido alegría como esta
Cuando resucite nuestro ser, Él participa.
Oh, calendario judío tú me hablas
Del grande y sufrido Redentor;
En símbolos de fiestas y estás sombras
De la agenda de mi amado Salvador. Amén.