En Éxodo 27: 1 al 8, así dice el Señor: “Harás también un altar de madera de acacia de cinco codos de longitud, y de cinco codos de anchura; será cuadrado el altar, y su altura de tres codos. Y le harás cuernos en sus cuatro esquinas; los cuernos serán parte del mismo; y lo cubrirás de bronce. Harás también sus calderos para recoger la ceniza, y sus paletas, sus tazones, sus garfios y sus braseros; harás todos sus utensilios de bronce. Y le harás un enrejado de bronce de obra de rejilla, y sobre la rejilla harás cuatro anillos de bronce a sus cuatro esquinas. Y la pondrás dentro del cerco del altar abajo; y llegará la rejilla hasta la mitad del altar. Harás también varas para el altar, varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de bronce. Y las varas se meterán por los anillos, y estarán aquellas varas a ambos lados del altar cuando sea llevado. Lo harás hueco, de tablas; de la manera que te fue mostrado en el monte, así lo harás”.
El último punto del plan de Dios es: Dios morando en medio de su pueblo elegido y salvado por la Cruz. Pero Dios es tan santo que nadie puede morar con Él, sería consumido inmediatamente. Solo hay un ser humano que puede vivir con Dios y no ser consumido por su santidad: Cristo.
Dios debe solucionar este problema haciéndonos a todos iguales a Cristo. ¿Cómo lo hace? Por medio de la Cruz. ¿Dónde está la Cruz en el tabernáculo? En el altar de bronce.
La palabra altar viene de “matar”; es el lugar para matar por causa del pecado. Es una muerte aceptable para Dios, en pago por el pecado. Eso es la Cruz, un lugar para matar al Cordero sustituto, que cancela la deuda penal que el pecador tiene con la justicia de Dios, y le asegura llegar a ser igual a Cristo.
El altar fue hecho de madera de acacia; Cristo es descrito como “raíz de tierra seca”. Es probable que la madera en medio de la tierra represente su humanidad, absolutamente necesaria para ser el Salvador del ser humano. Pero la madera fue cubierta con bronce; este metal en La Escritura es símbolo de poder, de fuerza, de algo muy durable, que resiste el fuego, haciendo referencia a su divinidad.
Solo si Cristo es verdaderamente hombre y verdaderamente Dios en una sola persona, podía resistir el fuego del infierno que vendría sobre Él en la Cruz. Solo siendo así el sacrificio tendría el valor suficiente para cancelar una deuda infinita y eterna.
El altar era cuadrado; tal figura en La Escritura simboliza algo muy estable, muy sólido, muy seguro, algo perfecto; y es que así se puede describir la obra de la Cruz, es algo perfecto, eficaz, que cumple el propósito para el que fue diseñado, como se ve claramente en Isaías 53.
A este cuadrado perfecto se le añadieron cuatro cuernos, que en Las Escrituras es símbolo de poder; los cuernos en los animales los hacen poderosos y peligrosos. La Cruz es poderosa para destruir totalmente el mal, para eso fue diseñada. Y tiene cuatro cuernos, como los cuatro ángulos en la tierra, mostrando que con su poder la Cruz salvaría seres humanos de todas las naciones de la tierra, del norte, del sur, del oriente, del occidente.
Pero también ese poder de la Cruz y los cuatro cuernos, cuatro ángulos de la tierra, librará totalmente del mal a toda la tierra; como dijo Juan el Bautista cuando reconoció por primera vez al Señor Jesús: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” Jn 1: 29.
Los hebreos entendían este poder de la expiación para librar de la muerte. ¿Recuerdan que Adonías, hermano mayor de Salomón, intentó tomar el trono, y luego, para evitar que Salomón lo matara, justamente, fue y se aferró a los cuernos del altar? Si había alguna cosa que lo podía librar de la muerte segura, por su alta traición que provocó la ira del rey, eran los cuernos del altar. Y Salomón no lo mató. Así todo hombre es culpable de alta traición y ha provocado la ira del Rey Supremo, y solo una cosa lo puede salvar del tormento eterno, aferrarse a los cuernos del altar, es decir, confiar en el poder salvador de la Cruz. Así dice el Señor: “…no morirá eternamente” Jn 11: 26. ¿Pueden ver esta maravilla que se encuentra en el gran tipo de la Cruz, el altar de bronce?
En Hebreos 13: 10 dice claramente: “Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo”; nosotros tenemos un altar diferente al de los hebreos, nuestro altar es Cristo.
Hay un detalle interesante sobre la posición del altar en Levítico 9: 22: “Aarón…y después de hacer la expiación, el holocausto y el sacrificio de paz, descendió”; la palabra “descendió” nos hace pensar que el altar era colocado sobre un pequeño levantamiento de tierra que simulaba una colina, algo perfecto para mostrar que la Cruz estaría en un monte.
El fuego colocado sobre el altar nunca se apagaba, como enseña Levítico 6: 12 al 13, mostrando que la ira de Dios de Dios no se apagará sino cuando sea sacrificado el Cordero de valor infinito, el único que puede apagarla para siempre.
Si Cristo no es ese Cordero puesto en tu lugar, la ira de Dios sobre ti nunca se apagará. Si ya Cristo es tu Cordero sustituto la ira de Dios nunca se volverá a encender contra ti, tu perdón es perfecto.
El altar estaba bajo el cielo y el humo del sacrificio ascendía a Dios como olor fragante, es decir, totalmente aceptado por Dios, con una eficacia perfecta y perpetua, como dice Hebreos 10: 14: “…porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados”. Solo el cuerpo de Cristo, sacrificado en el altar de la Cruz, produce tal olor hacia Dios y un resultado perfecto y perpetuo. Solo la Cruz es una obra tan grande que debe ser alabada por toda la eternidad.
¡Oh, Señor! Es increíble como esta sombra, el altar de bronce, nos conecta con la belleza, profundidad y eficacia de la obra de la Cruz. Gracias por dejarnos contemplarla con los ojos de la fe.
Señor, te rogamos, exalta aún más la grandeza de la Cruz. Te lo pedimos en el Nombre de Cristo. Amén.
Cristo, el verdadero altar de bronce -Poesía-
El sustituto ha muerto,
El sacerdote va hacia el altar,
La sangre ha cubierto,
De Dios la ira hace alejar.
De madera y bronce es construido,
El fuego debe soportar;
Como el furor no merecido,
Que al Padre y al Hijo hizo apartar.
Cuatro cuernos son su poder,
Fuerza para extinguir el mal;
De los cuatro vientos va a recoger
Predestinación cumplida, tal cual.
Si temes la ira de Dios, pecador,
Aférrate a los cuernos de su altar,
Y Cristo te será Salvador,
Jamás al infierno te va a arrojar. Amén.