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El matrimonio es trabajo unido

Mejores son dos que uno, porque tienen menor paga de su trabajo. (Ecl. 4:9).

Dios dijo que no es bueno que el hombre esté solo, por eso le hizo una ayuda idónea, la esposa. Y esto fue dicho en contexto de la creación y del mandato cultural. Dios le ordenó al hombre gobernar sobre los animales y las plantas, de tal manera que administre los recursos recibidos por Dios para el embellecimiento de la tierra y la productividad necesaria para la conservación de la vida.

Por lo tanto, cuando el hombre y la mujer se unen en matrimonio, ellos entran a ser socios en esta empresa divina que labora para el bienestar de la tierra. Los dos aportan de sus saberes, sus habilidades, sus fuerzas y recursos, procurando, en primera instancia, el bienestar de los dos, el bienestar de los hijos, los recursos necesarios para la buena marcha del hogar, tanto en el sentido espiritual como el material.

Y cuando los dos laboran de esa manera, el resultado será que obtendrán grandes cosechas de bendiciones para la familia, para la iglesia y para la sociedad misma.

Y esto es ilustrado por el sabio autor del Eclesiastés al afirmar que mejores son dos que uno, puesto que, para una sola persona es difícil hacer ciertas tareas, mientras que si son dos, al unir sus fuerzas, todas las actividades se hacen más rápida y efectivamente.

En el matrimonio hay dos, no uno solo, por lo tanto, nadie anda por su propio lado, buscando sus propios fines, o haciendo las cosas de manera individualista, sino que se procura apoyar al otro para que todas las tareas, cargas y retos de la vida sean más llevaderos.

Dios bendice esta unión y Dios concede los frutos o la paga abundante, de manera que los dos disfruten de la cosecha de bendición que produce la unión.

Pr. Julio C. Benítez

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