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El matrimonio es socorro mutuo

Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero, pero !ay de aquel que caiga y no tenga a otro para levantarlo!. (Ecl. 4:10).

Dios le dio a Adán una esposa para que fuera su ayuda idónea, pues, es mejor dos que uno, ya que cuando Adán cayera o tropezara, Eva estaría allí para ayudarlo, o viceversa. Las caídas o tropiezos, las debilidades o enfermedades, los retos o problemas son algo común en la vida diaria sobre la tierra; por lo tanto, Dios ha diseñado las cosas de tal manera que los seres humanos se apoyen mutuamente para socorrerse en medio de los retos diarios que debemos enfrentar.

Pero, aquel que desea enfrentar estas cosas de manera individual, encontrará que la carga es más pesada, mas, si se tiene a un compañero de luchas, entre los dos podrán levantarla sin gran dificultad y de manera más efectiva.

Las personas en ocasiones pasamos por depresiones, tristezas, cargas emocionales muy pesadas de toda índole, por lo tanto, dice el Señor, !cuán bueno es cuando los casados se apoyan el uno al otro, en oración, en consejo, en ánimo y acompañamiento!

De esa manera reciben fuerzas para soportar con paciencia cualquier aflicción o reto. 

Las oraciones del uno fortalecen al otro, los consejos del uno dan sabiduría al otro, las reprensiones del uno corrigen al otro, el ánimo del uno da fuerzas al otro. 

Recordemos que Adán y Eva pudieron enfrentar la desolación que causó el pecado porque juntos se apoyaron y buscaron al Señor, aceptando las consecuencias de su caída y buscando el arrepentimiento. Sara ayudó a Abraham a ver que la voluntad del Señor, en cuanto al que continuaría la simiente santa era Isaac y no Ismael. Isaac ayudó a su esposa estéril orando por ella y Dios le concedió dos hijos. Las esposa de Jacob lo apoyaron cuando era el momento de tomar la decisión de salir del manto protector del suegro.

Pr. Julio C. Benítez

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