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El matrimonio es lazo familiar

Y Rut respondió: No me ruegues que te deje y me aparte de ti, porque donde que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. (Rut 1:16).

Aunque Dios dijo del varón que dejará padre y madre para unirse a su mujer, esto no significaba que los matrimonios debían vivir lejos de las casas de sus padres, sino que ahora ellos conforman un nuevo hogar, independiente, donde él es la cabeza y ella la ayuda idónea; pero, el Señor ha impuesto el deber de honrar a los padres y madres hasta que ellos mueran, esto es bueno y digno de alabanza.

Por lo tanto, cuando un hombre se une a su mujer, los padres de ella se convierten en padres de él, y los padres de él en padres de ella; y que esto debe ser así nos es ejemplificado por Rut y su suegra Nohemí, las cuales comprendieron que ahora eran familia, la suegra se convirtió en su madre y la nuera se convirtió en su hija.

De cuánta bendición es cuando suegros y yernos o nueras logran desarrollar un amor tan profundo donde no hay celos ni egoísmos, sino que se procura el bienestar de todos, pues, ahora son una gran familia.

Pero, esto solo podrá lograrse cuando El Dios de Israel se convierte en el Dios verdadero de toda la familia, pues, la unión material y familiar solo podrá experimentarse con vivo gozo cuando todos adoran verdaderamente al único Dios que hizo al matrimonio y a la familia para la felicidad del género humano.

Pr. Julio C. Benírez

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