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El matrimonio es amor perdonador

Y se levantó su marido y la siguió, para hablarle amorosamente y hacerla volver” (Jueces 19:3).

Una de las historias más tristes, trágicas y sangrientas de la Biblia es la del levita y su concubina.

Un levita tomó a una esposa y la amó de corazón sincero. Pero esta mujer le fue infiel o, como también se puede traducir, lo irrespetó y se fue de su casa, regresando a la casa paterna.

Pero el amor de este levita por su concubina superó con creces la mala actitud de ella, de manera que emprendió el largo viaje para encontrarla en casa de su padre y convencerla con dulces palabras para que regrese al hogar, pues, él estaba dispuesto a perdonarla, a redimirla de su falta grave, y a ofrecerle toda la protección, sustento y amor que un esposo debe a la esposa.

Esto fue lo que hizo Dios con su pueblo infiel, pues, a pesar de nuestras malas actitudes contra Él, nos amó, nos redimió y murió en la cruz para santificarnos y vestirnos con un vestido nuevo.

Aunque el final de la historia es trágico, pues, en el camino ella fue violada por muchos hombres, causándole la muerte, lo que deseo resaltar es la disposición que tuvo este esposo de rescatar a su esposa infiel, de darle una segunda oportunidad, de reconstruir el matrimonio y preservarlo hasta fuera posible.

El amor marital supera con creces las muchas dificultades que pueden surgir en el caminar de la pareja, y está dispuesto a darlo todo para que esta santa institución no sea destruida. Pr. Julio C. Benítez

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