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El matrimonio es liderazgo para el servicio

… Pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Jos. 24:15).

El período de los jueces fue un tiempo muy difícil para la verdadera piedad. El pueblo que recién había ingresado a la tierra de la bendición, la tierra prometida, empezó a apartarse de Dios, haciendo convenios con los pueblos cananeos vecinos, los cuales practicaban la idolatría y eran contrarios a los principios de la Santa Ley del Señor.

Esto desembocaría en los juicios divinos sobre Su pueblo. Por lo tanto, Josué, siendo el patriarca de su familia, tomó una decisión firme, irrevocable e inaplazable: Yo y mi casa serviremos al verdadero Dios.

Yo, como esposo y padre, he tomado la resuelta decisión de continuar instruyéndolos en los caminos del Señor. Continuaremos teniendo nuestro devocional diario en familia. El día de reposo nos levantaremos temprano para la adoración congregacional. Memorizaremos y meditaremos en la Santa Ley divina. Corregiré a mis hijos y los instruiré en justicia. Les enseñaré el temor de Dios y evitaré, hasta donde sea posible, que la influencia del mundo entre a mi casa.

Y, por sobre todo, procuraré que toda mi casa sirva voluntariamente y de corazón al Señor. Cada uno servirá de acuerdo a sus roles y a los dones recibidos. Y los guiaré para que encuentren tan gran deleite en el servicio al Señor que cualquier placer mundano de la cultura cananea sea visto con desprecio e insignificancia.

Quiera el Señor ayudarnos a los varones a asumir este liderazgo espiritual que, indudablemente, redundará para bendición de toda la familia, de la iglesia y la sociedad.

Pr. Julio C. Benítez

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