“… también tomo por mi mujer a Rut la moabita, mujer de Mahlón, para restaurar el nombre del difunto sobre su heredad, para que el nombre del muerto no se borre de entre sus hermanos y de la puerta de su lugar” (Rut 4:10).
La ley del levirato, establecida en la ley de Moisés, buscaba que ningún hombre casado se quedara sin un descendiente que perpetuara su nombre y conservara sus bienes. Y esta consistía en que, si un hombre se casaba y moría sin tener un solo hijo, el hermano o familiar hombre más cercano debía tomar por mujer a la viuda, y el primer hijo que tuviera con ella llevaría el nombre o apellido de su padre y sería heredero de los bienes del finado.
Booz, siendo un hombre justo y piadoso, decidió cumplir con esta ley al recibir a Rut la moabita como su esposa con el fin de tener un hijo con ella que perpetuara el nombre del hijo fallecido de Nohemí.
Su actuar fue contrario al de Onan, hijo de Judá, quien no quiso perpetuar el nombre de su hermano fallecido engendrando un hijo en la viuda, por lo cual Dios lo castigó con la muerte, quedando así sin descedencia para él mismo.
En cambio, Booz, el pariente redentor, fue recompensado grandemente al tomar como mujer a Rut, pues, recibió a una mujer virtuosa, y a través del hijo que quiso darle al fallecido, Dios lo convirtió en uno de los ancestros del rey David, y en uno de los ancestros del Señor Jesucristo, de manera que tuvo una descendencia extensa y fuerte.
El matrimonio entre un hombre piadoso y una mujer piadosa es como una especie de redención, donde el uno decide amar sacrificialmente al otro con el fin de servir juntos al Señor y formar una descendencia que viva para la gloria del Señor.
Pr. Julio C. Benítez